El poeta perplejo
ES UNO de los grandes poetas vivos de Brasil. Ferreira Gullar (São Luis do Maranhão, 1930) ha estado este verano en España invitado por la Fundación Cultural Hispano-Brasileña. "Nací en la ciudad de São Luis, a la que llamo Macondo, porque todo sucede 100 años después. Yo era un poeta parnasiano, que hacía poemas rimados, metrificados, y estaba tan viciado que hablaba en decasílabos con naturalidad", dice riendo quien tiene premios como el Jabuti, el Machado de Assis o el Molière. En 1954 publicó A luta corporal -"una implosión del lenguaje por las contradicciones en que me había metido"-, cuyo radicalismo formal precipitó el movimiento concretista con el que luego Ferreira rompería para organizar el grupo neoconcretista -"pero era algo sin salida y en los años sesenta empecé a pensar en hacer un arte en función de la transformación social"-.
Ferreira Gullar es uno de los poetas brasileños vivos más importantes
"El arte es algo inventado por el ser humano porque la vida no basta. Nació porque la vida es poca. El hombre es el único animal que inventó todos sus instrumentos para sobrevivir, inventó a Dios, la ética... Es injusto e inventó la justicia. Porque quiere ser mejor de lo que es. Utópico por naturaleza. Entonces no puedes transformar el arte en un pedazo de mierda dentro de una lata. Cuando un tipo hace eso, está destruyendo algo que hizo el hombre para que la vida fuese mejor. Es un radicalismo bobo de quien no comprendió aún la vida", afirma.
"Duchamp le puso un bigote a la Mona Lisa. A una reproducción. ¿Le hubiera pintado uno a la original? Lo dudo. Finnegans wake es una obra extraordinariamente creativa, pero Joyce acabó escribiendo un libro ininteligible y si la literatura hubiera seguido ese camino no tendríamos hoy la obra de Jorge Luis Borges, William Faulkner, Hemingway
... Lo que siguió a Duchamp lo destruyó todo. ¿Por qué sucede en las artes plásticas y no en la música o la literatura que absorbieron la experiencia fecundísima de la vanguardia y regresaron a su cauce?", se pregunta.
Ferreira pasó por la cárcel y vivió el exilio. En Buenos Aires, en 1975, nació Poema sujo [Poema sucio, Visor, 1997], que la crítica considera su poema más importante. "La mayor parte de mi obra no tiene una temática política, pero yo soy una persona política. Mi poesía está cada vez más alejada de la política porque el mundo cambió tanto que, a no ser algunos insistentes que se niegan a ver lo que está sucediendo, ya no tienes aquellas certezas. Creo que el mundo es cuántico, que la sociedad humana no es newtoniana. Y confieso que cada día me siento más perplejo ante la complejidad de las cosas. Teníamos la ilusión de entenderlas, pero únicamente entendemos la superficie".
Manuel Bandeira escribió: "No hago poesía cuando quiero y, sí, cuando ella, la poesía, quiere". "Oigo a escritores que dicen 'estoy trabajando en mi obra'. Yo no (se ríe). Puedo pasar meses, un año, sin escribir un poema y no me preocupa. Aunque lo más importante para mí sea la poesía porque, cuando sucede, mi vida gana una intensidad que no tiene normalmente. Aquel momento es el de la creación de la vida, de la recreación, y por eso mismo no puede ser banal. Cuando la poesía llega no respeta ni al padre ni a la madre, no respeta nada".
"Siempre tengo la esperanza de que el poema que escribo no sea el último, pero escribo como si lo fuese", dice."Tengo cuidado de no transmitir desesperanza. La vida me parece tan precaria que no tengo derecho a envenenar a las personas con ideas terribles".
"El que quiera ganar dinero como poeta anda listo. En compensación no hay compromiso. El arte que se tornó mercancía perdió esa autonomía, esa independencia que la poesía tiene precisamente por no valer nada en el mercado". Para Ferreira, "la idea de un arte para todo el mundo es una ilusión impuesta por los medios de comunicación. Las personas no son iguales, ésa es otra mentira. Todos deberíamos tener los mismos derechos, pero no todo el mundo es Ronaldinho o Shakespeare".
"La poesía es necesaria. El verdadero arte es necesario porque esta sociedad es una gigantesca ilusión. Las personas más sensibles, aquellas que profundizan más, con otro tipo de exigencias, siempre fueron minoría. Las ideas que cambiaron el mundo salieron de la cabeza de una persona y fueron a media docena y luego a más. Lo que no corresponde a las necesidades de las personas no sobrevive. ¿Por qué se sigue leyendo el Quijote? Porque nos habla. El verdadero best seller es Las flores del mal, no Paulo Coelho. Cuando se publicó el libro había escritores que vendían muchísimo más que Baudelaire y hoy nadie recuerda sus nombres".
Ferreira Gullar, autor de Poema sujo (Poema sucio), ha participado en Madrid y Santiago de Compostela en unos Diálogos sobre la poesía brasileña.
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