El camarada Zubkov saca el látigo
El nuevo jefe del Gobierno ruso desempolva el estilo soviético y riñe en público a los ministros
El nuevo jefe del Gobierno ruso, Víktor Zubkov, de 66 años, decidió mostrarse ayer como un tipo duro en la última reunión del Gabinete saliente. En el estilo populista y autoritario elegido para fustigar a sus ministros se reflejó la larga carrera del funcionario en el aparato del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS).
Zubkov abordó el problema de la ayuda económica a los damnificados del terremoto ocurrido el pasado agosto en la isla de Sajalín, en el océano Pacífico, y preguntó quién llevaba el Departamento de Finanzas del Gobierno. De su silla se levantó un hombre moreno y bigotudo que dijo llamarse Antón Drozdov. "¿Qué pasa? ¿Por qué no llega el dinero hasta ahora?", le espetó Zubkov.
"Sus varapalos pueden parecer cómicos, pero resultan lamentables", dice un periodista ruso
Desorientado, Drozdov trató de decir algo. Pero su interlocutor le cortó en seco y, dirigiéndose a Serguéi Narishkin, vicejefe de Gobierno y jefe de su Gabinete, exclamó: "Le ruego (...) que le firme una comisión de servicios el lunes al camarada Drozdov y que lo envíe a Sajalín". "Y que se quede allí hasta que se reciba el dinero", añadió.
La escena, que se transmitía en directo en los monitores del centro de prensa gubernamental, recordaba la estilística soviética. Zubkov actuaba en la tradición del dirigente comunista enérgico, capaz de resolver los problemas y ejercer liderazgo. Pero la escena evocaba algunos de los rapapolvos impartidos por el fallecido dictador asiático Saparmurat Niyázov [de Turkmenistán], que gustaba de reñir a sus funcionarios ante las cámaras de televisión.
No le fue mejor al ministro de Transportes, Igor Levitin, quien presentó un informe sobre el desarrollo de los puertos y las zonas portuarias en Rusia. Zubkov le reprochó que hubiera pospuesto hasta 2008 la ejecución de una orden que el presidente, Vladímir Putin, le dio en 2006.
Zubkov dejó claro que consideraba el problema de una gravedad extrema por el hecho de no colmar con celeridad un deseo del presidente: "No se puede trabajar así. ¿Cómo pudo ocurrir algo así? ¡Una orden del presidente! ¿Quién se atrevió a corregir con tanta facilidad una orden del presidente?", inquirió con énfasis. Tras comparar el puerto de San Petersburgo con el de Hamburgo, Zubkov pidió "poner orden" en el primero.
Entre otras cosas, el Gobierno ruso decidió enmendar la ley sobre la lucha contra el lavado de dinero para permitir la inspección y el control de todas las operaciones en efectivo a partir de 600.000 rublos (algo más de 17.000 euros), lo que supone, de llevarse a cabo, el control de las compraventas de viviendas, que suelen efectuarse en dinero contante y sonante.
El canal de televisión NTV presentó a Zubkov como "severo, decidido e irreconciliable", pero esta imagen, avalada por el ministro de Finanzas, Alexéi Kudrin, contrastaba con las impresiones privadas de un veterano periodista ruso que seguía ayer la sesión del Gabinete.
"Zubkov ha indicado que sabe manejar el palo, pero no ha dado muestras de tener una estrategia de desarrollo económico para los desafíos de la modernidad", señaló el periodista. "Sus varapalos de hoy pueden resultar cómicos a un extranjero, pero resulta lamentable para un ciudadano ruso deseoso de que sus hijos vivan en un país moderno", señaló.
En opinión de este colega, "los responsables de imagen del Kremlin dan muestras de su falta de ideas e imaginación, y por algún motivo piensan que al pueblo le gustan los políticos que castigan". "No todos somos masoquistas", añadió.
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