La infancia robada de un niño soldado
Luis Mandoki narra en 'Voces inocentes' la experiencia de un recluta infantil salvadoreño
En 1980 estalló en El Salvador un conflicto agrario que terminó por convertirse en una guerra civil que no cesó hasta 12 años más tarde. Como todas las guerras, ésta estuvo plagada de injusticias. Una de las que se atribuyen al Gobierno salvadoreño es el reclutamiento de centenares de niños para que lucharan en la contienda contra la escurridiza guerrilla de la FMLN. Hoy se estrena en los cines Voces inocentes, un filme que narra la historia de uno de aquellos muchachos que vieron cómo les arrebataban la infancia de la noche a la mañana.
La película está basada en la experiencia real que vivió Óscar Torres, que a los 14 años pudo huir de la guerra e instalarse en Estados Unidos. Con el tiempo relató en un guión su propia niñez y se lo ofreció al cineasta mexicano Luis Mandoki, quien asegura que no pudo rechazar la invitación de rodar sobre un tema que, "desgraciadamente, todavía es contemporáneo". Antes de enfrascarse en la producción de Voces inocentes, Mandoki pasó 17 años haciendo cine para Hollywood. Dio con la fórmula de la comedia romántica y consiguió hacerse popular con cintas como Cuando un hombre ama a una mujer o Mensaje en una botella. Pero aunque esa experiencia le permitió curtirse como director, terminó encasillado en el género. "Me pedían una y otra vez que volviera a hacer la misma película".
En este nuevo filme ha querido abordar un tema actual. "Algunas ONG estiman que actualmente hay 400.000 niños soldado en todo el mundo y es un asunto del que se habla poco". El primer guión que escribió Óscar Torres sobre su experiencia, sin embargo, no recogía todos los horrores que habían visto sus ojos. "Quería retratar la poesía de la guerra y había eliminado elementos clave", recuerda Mandoki, que se encargó de indagar sobre esos puntos oscuros.
En Voces inocentes se han incluido algunos de esos episodios. Su protagonista es un niño que a los 11 años ve cómo su vida se convierte en un juego de supervivencia. Como Torres cuando tenía su edad, vive en una aldea que es parte del campo de batalla y ha de ingeniárselas para huir de los reclutamientos periódicos que realiza el Ejército entre los chicos mayores de 12 años.
Debido a la oposición del Gobierno salvadoreño, el filme tuvo que rodarse finalmente en México. "Los militares veteranos no reconocen que el ejército utilizó a niños soldado durante la guerra civil", recuerda Mandoki, "y creen que la película contiene sólo mentiras". No fue el único pero que le pusieron a la cinta. Algunas distribuidoras estadounidenses le sugirieron que eliminara las frases que cierran el filme y que apuntan que los americanos apoyaron en su día al Gobierno de El Salvador. A pesar de estas trabas, Voces inocentes consiguió abrirse paso en las salas y festivales internacionales, y se alzó, entre otros premios, con el Oso de Cristal a la mejor película en el Festival de Berlín.
Babelia
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