"Saldremos digan lo que digan"
Rafael Moreno Caparrós, atunero de Algeciras (Cádiz), interrumpe a menudo la conversación telefónica. Está en su barco, el Fernández y Moreno, de 17 metros, frente a Tarifa: "Ahora mismo tenemos dos atunes enganchados, pero nos va a llevar horas sacarlos". Moreno tiene uno de las decenas de pesqueros que salen al Estrecho a pescar uno a uno, como en el anuncio de televisión, con caña o con un sedal con cebo vivo, los atunes.
Y será uno de los pocos afectados de verdad por la medida adoptada por Bruselas. Los barcos de cerco italianos y franceses, los que han superado la cuota, dejaron de faenar el 1 de julio. "Nosotros pescamos tres meses a principio de año volvemos a salir en agosto", explicaba ayer por el móvil. De repente, grita: "Engánchalo, que hay pescao ahí". El trabajo no es fácil entre temporales -en Cádiz, el Levante impide faenar durante semanas enteras-, el enorme tráfico en el Estrecho y la competencia de las orcas, que luchan con ellos por los mejores ejemplares.
A Moreno le indigna la medida de la Comisión. Tanto, que anuncia que seguirá faenando: "A nosotros nos da igual lo que diga Europa, vamos a seguir saliendo. Nosotros no hemos esquilmado la pesquería y ésta es la única oportunidad de salvar el año. Los cerqueros ya han terminado". Una vez enganchado, se tardan horas en cansar el atún y subirlo a cubierta.
Los ecologistas les apoyan. José Luis García Varas, responsable programa marino de WWF/Adena, que junto a organizaciones como Greenpeace pide controles más estrictos, afirma que la decisión llega tarde: "Ahora queda algún palangrero, y con cebo, pero el exceso de pesca es culpa de los barcos de cerco".
A la almadraba tampoco le afecta, como explica Diego Crespo, presidente de la Organización de Productores Pesqueros de Almadraba: "Nuestra levantá fue hace meses, pero los que pescan ahora con cebo no son los que han causado esta situación".