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Reportaje:

Calidad y eclecticismo

Palma de Mallorca estrena la feria Art Cologne con una amplia propuesta de galerías, artistas, medios y tendencias

"Ahora jugamos en primera división. Esta feria Art Cologne tiene un nivelazo". Lo afirma Pep Pinya, de la Sala Pelaires, un veterano galerista incluido en la selección del más de medio centenar de expositores internacionales presentes en la feria de arte moderno y contemporáneo Art Cologne Palma de Mallorca. A juzgar por el atrevimiento de un expositor de fumar un habano robusto sin apenas disimulo, cerca de sus mármoles blancos de Botero y de un cuadro de Tàpies, el mercado respira.

La muestra fue abierta ayer al público en su primera edición exterior, una licencia de la marca madre de Alemania. Está montada en una terminal del aeropuerto de Mallorca y pretende ser una propuesta ecléctica, una feria de galeristas y para coleccionistas más que un manifiesto para tomar el pulso a las nuevas apuestas definidas por los autores.

Impresiones de Damien Hisrt, piezas de Anthony Caro, Hans Hartung, David Nash, Stephan Balkenhol son hitos dispersos entre centenares de obras colgadas. Ayer a mediodía en dos salas se embalaban las primeras ventas a clientes de paso y decenas de cuadros tenían el punto rojo, el semáforo del vendido.

La extensa exposición es un friso diverso, con pretensiones de calidad, de las conocidas corrientes actuales que dominan el mercado, especialmente en Europa. La pintura tradicional, el grabado y la escultura en su expresión clásica alternan con las versiones plásticas tecnológicas, pero apenas hay vídeos. La fotografía y sus variantes tienen un peso considerable.

El efectismo y el riesgo se combinan con obras que emiten cierto mensaje crítico sobre la realidad dramática. En el exterior de la feria, los canarios Martín y Sicilia exhiben un grupo escultórico de bañistas que vigilan la llegada de las pateras y en la terminal han plantado otras figuras tiroteadas. Una mirada sobre el tópico turismo playero se repite realista en las fotos de Massimo Vitali.

Picasso, Miró, Tàpies, Lèger, Masson, Chillida, Julio González, Le Corbusier son firmas de lujo reiteradas en diferentes galerías. El primer expresionismo alemán está bien consignado. Para muy pudientes están dos cuadros de Miquel Barceló, de hace 20 años, uno grande de la cotizada serie de interiores de museos y cines, que presenta Stefan Röpke de Colonia, que tiene un interesante Sicilia y las fotos de Mapplethorpe.

La galería sueca Forsblom, la portuguesa Mário Sequeiro o el catalán Carles Taché han efectuado selecciones de peso. El galerista Bernat Rebassa, que tiene a Richard Serra y a Becthold, en Altaïr, sintetiza: "No es una feria para nada radical. La gran variedad de las obras la hace muy asequible".

"El arte, finalmente, es el mercado, aquí se ve que funciona. Palma entra en el circuito internacional. Que se prepare Arco", advierte Ferran Cano, un expositor nómada y de riesgo, avezado en eventos donde se justifican la expresión artística y el negocio.

Art Cologne Palma de Mallorca estará abierta hasta el domingo. Los coleccionistas visitan la fundación de Ben y Yannick Jakober, el taller Fabrizio Plessi, el estudio de Bárbara Weil y la capilla de Barceló en la catedral de Palma.

Para alertar a la población de Palma, una colección de esculturas ha sido plantada por las calles. En la capital balear esta noche se celebra la populosa Nit de l'Art. También funciona una feria alternativa, Jam Art, en el Pueblo Español.

Obra de Lee Yong-Deek en la feria Art Cologne Palma Mallorca.
Obra de Lee Yong-Deek en la feria Art Cologne Palma Mallorca.EFE

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