Los maestros del XIX, en el nuevo Prado

Isabel la Católica dictando su testamento, óleo de gran formato (2,90 metros de alto por cuatro de ancho) pintado por Eduardo Rosales en 1864, ha sido la obra elegida para estrenar las salas temporales del Prado creado por Moneo. El cuadro forma parte del centenar largo de obras agrupadas bajo el título El siglo XIX en el Prado, con el que el nuevo Prado abrirá oficialmente sus puertas el próximo 30 de octubre. Todas las obras forman parte de los fondos del museo, y algunas de ellas pasarán a formar parte de la colección permanente. El Prado trata de redescubrir al gran público una colección de primer nivel que no ha podido ser expuesta en su conjunto y que contiene auténticas joyas del arte español firmadas por artistas como Los Madrazo, Rosales, Sorolla o Fortuny.

95 pinturas y 12 esculturas se exhibirán en todas las salas nuevas, a excepción del claustro

La exposición fue presentada ayer ante las salas temporales del museo en un acto presidido por el ministro de Cultura, César Antonio Molina; el director del museo, Miguel Zugaza; el presidente el patronato, Plácido Arango, y Francisco González, presidente del BBVA, entidad patrocinadora de esta gran exposición antológica. Todos ellos asistieron a la instalación de la obra de Rosales y presenciaron cómo las grúas aproximaron los 250 kilos que pesa la obra a las paredes azulonas hasta quedar colgada correctamente. Después, contemplaron en otra de las nuevas salas temporales los últimos retoques de restauración y enmarcación de una decena de obras.

Miguel Zugaza explicó que con esta exposición el Prado devuelve a la luz pública una colección que ha sido inaccesible durante mucho tiempo y que ha sido restaurada en su totalidad. Detalló después que la muestra se compone de 95 pinturas y 12 esculturas que se exhibirán en todas las salas nuevas, a excepción del claustro. Se complementará con una selección de dibujos de Goya protagonizada por El toro con alas. La exposición estará dividida en nueve secciones ordenadas cronológicamente y en función de las diferentes corrientes artísticas que protagonizaron el arte del siglo XIX. Arrancará con un espacio dedicado a Goya y el neoclasicismo, y se incluirán algunos de los retratos más emblemáticos de Goya, como La marquesa de Santa Cruz. Seguirá una sección dedicada al romanticismo, uno de los movimientos más populares en España, con obras de Leonardo Alenza, Gerardo Pérez Villamil, Eugenio Lucas y Antonio María Esquivel. Después, se pasará a Federico de Madrazo y el purismo académico. Eduardo Rosales protagoniza toda una sala presidida por el óleo ayer instalado.

La muestra proseguirá con La pintura de historia, un conjunto de pinturas que están consideradas las más espectaculares de la colección y entre las que se encuentran Doña Juana la Loca, de Francisco Pradilla; Los amantes de Teruel, de Muñoz Degrain; La rendición de Bailén, de José Casado del Alisal, o El fusilamiento de Torrijos, de Antonio Gisbert.

La monumentalidad dejará paso al intimismo con el paisaje realista de Carlos de Haes y con las pinturas y esculturas de Fortuny y su círculo. La exposición avanzará mostrando el desarrollo de la pintura decimonónica entre el realismo y las grandes tendencias de fin de siglo con obras de autores como Francisco Domingo Marqués o Ignacio Pinazo, y concluirá con los lenguajes más rompedores del fin del siglo en una sección dedicada a Sorolla y a Beruete.