No facturen, puede ser peligroso
El 30 de agosto me disponía a viajar de Madrid a Tenerife en el vuelo UX-9064. Al llegar al mostrador de facturación me informaron de que teníamos "unas dos o tres horas de retraso". Facturé mi maleta y esperé pacientemente. A las 23.30 despegamos y llegamos a Tenerife Sur a la una y media de la madrugada. Pero a la mañana siguiente, cuando abrí la maleta facturada, ¡oh, sorpresa!, allí faltaban algunas cosas: unas, banales (chocolates, bolsa de aseo...); otras, un reloj y una pulsera, de un gran valor sentimental para mí; con el agravante de que yo los había colocado en un departamento con cremallera, metidos en una cajita cerrada que ahora estaba abierta y vacía delante de mí. Cuando traté de que alguien me diera una explicación, después de hacerme peregrinar por cuatro teléfonos consecutivos, la respuesta fue contundente: "Si usted sale del aeropuerto sin haber presentado una denuncia, no tiene derecho a reclamación alguna". ¡Como si alguien registrase su equipaje después de recogerlo! Por mi parte, una pregunta a los responsables de la seguridad del aeropuerto: ¿quién puede asegurar a los sufridos viajeros, sometidos a tantos controles, a menudo ridículos, que igual que hay manos desaprensivas que "limpian" las maletas facturadas, no pueda haber otras manos criminales que introduzcan en ellas objetos peligrosos? Y una conclusión: sigan a rajatabla el consejo de la megafonía: "Por su propio interés, mantengan sus pertenencias controladas en todo momento". No facturen, puede ser peligroso.
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