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Un condenado se salva del patíbulo en Tejas horas antes de la ejecución

Kenneth Foster, cómplice de un asesinato, cumplirá cadena perpetua

La muerte le pisaba los talones, pero Kenneth Foster, el estadounidense condenado a la pena capital por un asesinato cometido por un amigo suyo, consiguió ayer evitar convertirse en el ejecutado número 403 de Tejas (EE UU) al conseguir el perdón del gobernador, Rick Perry.

Todo estaba preparado para que Foster, de 32 años, muriera por una inyección letal hacia las seis de la tarde, hora local, pero tras meses de protestas nacionales e internacionales criticando una sentencia basada en una ley obsoleta, que permite condenar a muerte a quienes presencian un crimen y no hacen nada por evitarlo, Perry decidió por la mañana perdonar a Foster. "Después de considerar detenidamente los hechos, creo que la decisión más justa es conmutar la pena capital por la de cadena perpetua", declaró Perry en un comunicado.

Tejas es el único Estado del país que aún mantiene vigente la llamada ley de complicidad, que permite condenar a muerte a quienes no aprietan el gatillo. Perry afirmó: "Creo que el Congreso [estatal] tiene que examinar esta ley".

Noche enloquecida

Mauriceo Brown, el hombre que disparó contra un hombre llamado Michael Lahood que volvía a casa con su novia en 1996, ya había sido ejecutado a principios de año. El crimen se cometió en una noche enloquecida en que Brown, Foster y otros dos hombres recorrieron las calles de San Antonio cargados de drogas y alcohol y robando a todo el que salía a su paso. Cometieron cuatro atracos y en el último, a las puertas de la casa de Michael Lahood, Brown disparó contra él cuando éste no quiso entregarle la billetera.

Foster estaba en el coche esperándole y siempre sostuvo que nunca se imaginó que Brown mataría a su víctima. "Nos equivocamos. Lo que hicimos está mal", había dicho Foster en varias ocasiones respecto a la fatídica noche.

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La conmutación de la pena también había sido recomendada por el Consejo de Perdones y Libertad Condicional, que revisa las condenas a muerte en Tejas, por seis votos contra uno. Además, el caso de Foster se había convertido en un símbolo para los grupos que luchan por la abolición de la pena capital en Estados Unidos.

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