Lucha dialéctica entre alcaldes

Algunos funcionarios de Policía Local de Benalmádena han sentido la investigación en la que su antiguo jefe, Lázaro Bañasco, figura como único imputado como una "caza de brujas" en la que ven la sombra del nuevo alcalde, el socialista Javier Carnero. El regidor negó ayer relación alguna con el inicio del caso investigado por la Guardia Civil y que arrancó en 2005, según sus propias palabras. "Lo que le ocurre a Lázaro Bañasco lo está decidiendo una jueza. Desde mi primer día en el gobierno, me han solicitado información y la he facilitado", justificó.

El sentimiento de parte de la plantilla policial coincide plenamente con la justificación que el ex alcalde, Enrique Bolín (Grupo Independiente de Benalmádena), ha dado la imputación de Bañasco en el caso. "UGT ha tomado el poder en el Ayuntamiento y todos sabemos que el alcalde es un laboralista y que ha nombrado a un nuevo jefe de este sindicato", decía ayer. El portavoz del GIB, Manuel Crespo, recordó que hace tres años, UGT presentó una denuncia ante la Fiscalía contra Bañasco por apropiación indebida de automóviles. El caso se archivó.

El nuevo alcalde, reacio a entrar en polémica, se mostró orgulloso de su pasado como abogado laboralista. "No le he preguntado al actual jefe, el oficial Antonio Palomo, en qué sindicato está. Su nombramiento ha sido una cuestión de confianza, algo que el actual equipo de gobierno no tenía con Lázaro Bañasco", mantuvo. Carnero añadió que la mitad de los ocho policías a los que recientemente ha decidido rebajar de cargo porque habían pasado demasiado tiempo destinados en una categoría que no le pertenecía, y que sufrirán una bajada de sueldo, están afiliados al sindicato al que Bolín le acusa de favorecer.

Bolín tachó la imputación del ex jefe de Policía Local de "actuación desafortunada" y se mostró convencido de que la investigación quedará archivada. "Estoy seguro de que aquí no ha habido ningún delito", añadió.