"No encontraba brazos para abrazarlos"
La familia de los niños liberados en Venezuela, pendiente de la suerte del último secuestrado
"Más flacos", pero en buen estado anímico y de salud encontró el viernes Bárbara Vales a su hijo de 10 años y a sus dos sobrinos de 10 y 12 residentes en Valencia y secuestrados durante 12 días en la región selvática que comparten Venezuela y Colombia. "No se puede imaginar la alegría que sentí cuando los vi", dijo ayer Vales desde San Cristóbal: "No encontraba brazos para abrazarlos". La mujer mantenía la tensión por la suerte de su marido, todavía secuestrado.
Los dos hermanos, de nacionalidad portuguesa, que residen en Torrent (Valencia) desde hace siete años, José David y Alberto Luis Parra Barreto, fueron secuestrados junto a su primo, David, y a su tío, Mariano Barreto, el 12 de agosto, cuando se dirigían desde San Cristóbal, capital del Estado venezolano de Táchira, hacia la represa de Uribante-Caparo. Una zona caliente debido a la proximidad de la frontera colombiana y al alto número de secuestros.
Los tres menores fueron encontrados el viernes por la Guardia Nacional, en la orilla venezolana del río Arauca, una de las fronteras naturales con Colombia, 1.000 kilómetros al sur de Caracas. Las autoridades policiales y militares, primero, y la familia, luego, confirmaron que, aunque asustados, los niños sólo presentaban picaduras de mosquitos y síntomas de haber sufrido diarrea.
Los miembros de la familia Barreto Parra, dedicados, entre otras actividades, a la medicina y al sector inmobiliario, se encontraban ayer reunidos en San Cristóbal a la espera de alguna noticia sobre el tío que seguía secuestrado. Bárbara Vales, su esposa, no sabía cuándo volverían los dos chavales y su madre a Torrent. "No sabemos nada más. Por ahora estamos todos juntos, orando mucho, rezando mucho, para que lo liberen".
Fuentes cercanas al ministerio público venezolano señalaron, sin embargo, que los dos menores regresarán a España probablemente a principios de la próxima semana. Los fiscales encargados del caso tenían previsto ayer que los chavales prestaran declaración ante el juez sobre el secuestro. Una vez declaren y participen en una ronda de identificación con los detenidos como supuestos autores del secuestro, los niños podrían abandonar el país.
El martes la policía detuvo a cinco personas, las cuales permanecen bajo arresto preventivo en la cárcel de Santa Ana. Sólo ha trascendido que se trata de tres ciudadanos de nacionalidad venezolana y de dos colombianos, y que trabajaban en el campamento donde Mariano Barreto, su hijo y sus sobrinos pasaron la noche anterior al rapto.
Los niños informaron a las autoridades de que los secuestradores se llevaron a su tío "a las montañas". Fuentes de la Fiscalía aseguraron tener indicios de dónde se encuentra retenido el comerciante, por lo que no descartan que en las próximas horas también puedan dar con su paradero. La intención de los captores, a los que se continúa vinculando con la delincuencia común, prosiguieron las mismas fuentes, habría sido la de "vender" al adulto y a los tres niños a alguno de los grupos insurgentes colombianos (guerrilla o paramilitares) que actúan en la frontera.
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