Damnificados por el temporal
El pésimo clima causa notables pérdidas al sector hostelero y los feriantes y obliga a cambiar de planes a los turistas
Espectáculos suspendidos, recintos festivos inundados, niños en casa y, sobre todo, terrazas vacías. El pésimo clima de la última semana está dañando al sector turístico donde más duele: en la caja. El mayor peaje lo están pagando los hosteleros de Bilbao en plena Aste Nagusia. Las caras de los dueños de las atracciones del parque Etxebarria reflejan amargura. Bienvenido Sáez monta su negocio de comidas en estas fiestas desde hace 35 años, y no recuerda una semana peor: "La lluvia no nos ha perdonado ni un día. Las pérdidas serán tan grandes que tendremos que ir a Logroño a recuperar algo". Uno de sus colegas apunta: "Hemos pagado mil euros por metro cuadrado y con la lluvia la gente no sube. Voy a perder mucho dinero".
En el centro de Bilbao la situación no es muy distinta. Cristóbal Ruiz, encargado de La Taberna del Sur, explica que sus pérdidas en lo que va de semana rondan ya los 6.000 euros. "He tenido la terraza desmontada toda la semana y tengo que sumar el impuesto municipal y el montaje de la tarima, 1.800 euros en total". Los principales hoteles de Bilbao están satisfechos con su nivel de ocupación, pero desde el Sheraton y el Ercilla se repite el mismo lamento: "La afluencia a las terrazas ha sido mínima".
La Aste Nagusia ha quedado ya marcada por la eterna lluvia. Aún así, Joseba Rosales, responsable de la oficina de fiestas, precisa que apenas han resultado afectadas las actividades del programa oficial. De los 325 espectáculos proyectados, hasta media tarde de ayer se habían suspendido sólo dos obras de teatro callejero, un desfile de gigantes y dos conciertos en Abandoibarra: el de Oskorri del pasado martes y el de Kekobia de anoche. El txikigune ha dejado también de funcionar de forma intermitente. "El agua también ha frenado la afluencia de público a los fuegos artificiales", añadió.
El camping de Zarautz se encontraba lleno el pasado domingo, pero el temporal ha motivado "una estampida general", reconocía ayer Manu Villar, su recepcionista más antiguo. De sus 400 parcelas, apenas siguen ocupadas 50, la mayoría por caravanas. "Han quedado muy pocas tiendas. Una cosa es que llueva algo unos días, pero ya tantos seguidos, tan fuerte y con viento... Nos hemos quedado bajo mínimos", insistió.Como él, también miran al cielo esperando una mejoría los bares que estos días tienen las mesas y sillas de sus terrazas recogidas en un rincón o vacías. "Estamos notando el mal tiempo. Si está nublado nos viene bien, pues la gente no va a la playa, pero con tanta lluvia no se animan a salir", dice Berzaitz Olazabal, responsable del bar Txurrut, en la Parte Vieja donostiarra.
Carmen Pérez y Andrés Lebrón, de Écija (Sevilla), cansados del calor de su tierra, estaban hasta contentos con la lluvia y las bajas temperaturas. "Es lo que veníamos buscando", decían. Eso sí, ella tuvo que comprarse unos zapatos cerrados, confesaba al salir de la Oficina de Información y Turismo. Allí unos preguntaban por los autobuses para dejar la ciudad. Otros, por cuándo dejará de llover. Y, otros, por sitios cerrados que ver, como el Aquarium, que estos días ha visto subir sus visitantes.
En Álava, una vez pasada La Blanca, el siguiente evento de interés es el Azkena Rock Festival, el 31 de agosto y 1 de septiembre. Ahí reside la preocupación del gremio hostelero, que teme que puedan registrarse cancelaciones de reservas, si se mantiene el mal tiempo.Con todo, quienes llegan a Vitoria estos días se quejan más de los comercios, bares y restaurantes cerrados que del mal tiempo, según las quejas recogidas en la Oficina de Turismo.
Esta información ha sido elaborada por Carlos Garrido, Yolanda Montero y Txema G. Crespo.
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