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Objetivo [de 2004]: atención en ocho minutos

Si hay un problema sanitario en que el tiempo salva vidas, éste es el caso de los infartos de miocardio. La evidencia llevó ya en 2004 al Ministerio de Sanidad a fijar un objetivo: que ninguno fuera atendido en más de ocho minutos. Así lo recogía el Plan Integral de Cardiopatía Isquémica que Sanidad -entonces dirigido por Ana Pastor, del PP- y las comunidades autónomas pactaron entonces. Este objetivo no se ha cumplido.

Cada año mueren en España alrededor de 24.000 personas por este fallo repentino en el funcionamiento del corazón -aproximadamente el 60% hombres, y el 40%, mujeres-, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.

El caso de Pedro Trujillo es un ejemplo de lo que, según los expertos, fallaba hace cuatro años. La primera deficiencia del sistema era que "existe una demora muy elevada entre el inicio de los síntomas y el contacto con el sistema sanitario". En este caso, el aviso fue, según la familia de la víctima, casi inmediato. De nada le sirvió al enfermo, porque la ambulancia medicalizada tardó más de media hora.

Ante esta situación, es evidente que otro objetivo del plan ha quedado en papel mojado. Se trata del que establecía que en lugares de gran concurrencia haya desfibriladores semiautomáticos. Según los expertos, estos aparatos son manejables por cualquiera que sea capaz de seguir las instrucciones, que se reciben mediante una pantalla o una grabación. Su implantación no se ha producido en estos establecimientos (centros comerciales, estadios...). Ni siquiera muchas ambulancias los tienen, como fue el caso de la primera que acudió a auxiliar a Pedro.

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