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Francia tiende la mano a EE UU en Irak y propone un papel para la ONU

La visita a Bagdad del ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, es el símbolo de un cambio respecto a la cuestión iraquí, sobre todo respecto a la posición crítica con Estados Unidos que mantuvo el ex presidente Jacques Chirac antes de la invasión. En su día, Kouchner fue uno de los poquísimos políticos (y ciudadanos) franceses que defendió una intervención norteamericana para derribar a Sadam Husein, aunque el hoy jefe de la diplomacia la quería meramente humanitaria.

Tras el encuentro de este mes entre los presidentes de EE UU, George W. Bush, y de Francia, Nicolas Sarkozy, el viaje de Kouchner resulta una mano tendida a Washington -"el pasado no se olvida, pero lo que importa es el presente y construir el futuro", dijo el ministro- bajo una nueva fórmula que debería dar más importancia a la ONU en Irak.

En ningún momento Francia ha roto sus contactos con el régimen iraní, y esto le permite proponerse ahora como un intermediario ante la comunidad chií, de la misma manera que anteriores actitudes de Kouchner a favor de los kurdos hacen que esta comunidad no desconfíe de él.

Para el ministro francés, este viaje a Bagdad, invitado por el presidente Yalal Talabani, permitirá poner en marcha una estrategia similar a la utilizada en Líbano: hablar con todas las partes en conflicto, escuchar sus reivindicaciones y convertirse en algo parecido a un moderador. "Es importante que se hablen todas las comunidades. Si se escuchan entre ellas será importante para Irak y para todo Oriente Próximo", aseguró Kouchner tras confirmar que no ha viajado "con propuestas firmes", sino con la voluntad de hacer posible "el retorno de la esperanza",

El clérigo radical chií Múqtada al Sáder, creador e impulsor de la milicia del Ejército del Mahdi, asegura en declaraciones publicadas ayer por el diario británico The Independent que el Ejecutivo del primer ministro iraquí, el chií moderado Nuri al Maliki, "es un instrumento de los norteamericanos" que tiene los días contados.

Pero lo más llamativo de las declaraciones de Al Sáder es que considera una derrota la futura retirada británica. "Se han dado por vencidos. Saben que se irán pronto de Irak. Se están replegando por la resistencia a la que se han enfrentado. Sin ella, se habrían quedado mucho más tiempo. Los británicos se han dado cuenta de que ésta no es una guerra en la que deberían estar luchando ni una que puedan ganar. (...) El papel del Ejército del Mahdi ha sido importante".

Por otra parte, el 53% de los expertos en política internacional estadounidenses, liberales y conservadores, entrevistados por la revista Foreign Policy, considera que la estrategia de la Casa Blanca de incrementar en 2007 las tropas en Irak ha sido un fracaso.

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