Extremos
Un crucero español de lujo que se dirigía a Malta, en viaje de placer, rescató a una treintena de inmigrantes clandestinos que, a bordo de un cayuco, intentaban alcanzar la costa maltesa.
Una vez más, la oportuna aparición del ángel de la guarda, en esta ocasión en forma de barco, hizo posible que un grupo de personas desesperadas y con evidentes signos de deshidratación, tras haber naufragado y encontrándose a merced del peligroso oleaje, pudieran salvar sus vidas.
Ni los unos ni los otros contaban con que sus respectivos viajes pudieran llegar a tal dramático extremo. Y es que suele suceder a veces, por paradojas de la vida, que los extremos se tocan.
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