Hermano topo

Los topillos tienen algo de gremlins: por mucho que se vea lo dañinos que son, no hay manera de tomárselos en serio como horda asesina. Han ocupado en estos últimos días un gran espacio en los informativos, sobre todo desde que la plaga llegó a los viñedos de Rueda; los agricultores sí mostraban miedo. La Sexta Noticias del mediodía dio el reportaje de un pueblo de Valladolid donde los niños se habían organizado para combatir a los animalillos, con toda la marcialidad festiva que a esa edad se adopta cuando hay que ayudar a los adultos en una catástrofe. La locutora definió muy bien el espíritu infantil: "entre Verano azul y Scream".

La cara amable de los animales en Telediario 2: Palma, una perra-guía jubilada que se ha ido a vivir con los ancianos de una residencia de la tercera edad, a los que alegra con sus juegos de pelota, acompaña y obliga a moverse de la sala del televisor para que la saquen a orinar. Pero ayer tecleé (como ya han hecho diez millones de internautas) el nombre de David Budzinski en YouTube, y vi las impresionantes imágenes que ese turista norteamericano tomó con su cámara no profesional en el Parque Nacional Kruger de Suráfrica. La crueldad depredadora de los topillos y el noble instinto de conservación de la especie mostrado por la encantadora Palma coinciden en ese episodio en que unas leonas jovencitas raptan a una cría de búfalo descarriada y se la llevan al borde del río, para comérsela o para jugar con ella, la cámara no lo deja apreciar desde la otra orilla. Pasan dos minutos angustiosos, un cocodrilo sinuoso se invita a sí mismo al festín y ellas lo echan, y entonces, como en las películas del oeste, llega el Séptimo de Caballería, la manada entera de los búfalos, que rodean a las leonas y, con un despliegue táctico digno de Julio César, empiezan su ataque, corneando a las futuras reinas de la selva hasta que sueltan su presa. El desenlace es más que feliz: el pequeño búfalo vuelve por su propio pie con los suyos. Ni Walt Disney hizo esos milagros.