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Protocolo para atajar el acoso en la Ertzaintza

La nueva resolución judicial, dictada el pasado 14 de junio por la juez Beatriz García Celaa, llegó justo un mes antes de que el consejero de Interior, Javier Balza, aprobara una orden el pasado 11 de julio para regular las medidas de prevención y el procedimiento para los casos de acoso moral o sexual que afecta exclusivamente al personal laboral de los Servicios Auxiliares de la Administración de Seguridad y de la Academia de Policía. Interior tiene que aprobar aún el referido a los 8.000 ertzainas, en el que quedarán excluidos los casos de acoso sexual, según adelantó este periódico el pasado 22 de mayo al publicar el borrador del protocolo sobre acoso previsto para los ertzainas. Este protocolo contra el acoso laboral evita que la investigación de las denuncias por mobbing salga del seno de la propia estructura policial.

La normativa que afecta al resto de la Administración vasca -aprobada en octubre pasado por la consejería de Hacienda que dirige la vicelehendakari, Idoia Zenarruzabeitia y en vigor desde el 27 de diciembre de 2006,- remite la investigación de las denuncias de acoso a Función Pública, pero permite a los sindicatos disponer de un miembro en la comisión correspondiente. Sin embargo, el protocolo de la Ertzaintza deja el sistema de mediación en manos de los propios mandos policiales. Si esa intervención no funciona, evita que miradas ajenas se posen en el caso concreto denunciado y atribuye el cierre de la denuncia a Asuntos Internos.

En general, los expertos y los observatorios que han estudiado el acoso laboral siempre recomiendan personas independientes, con poder decisorio y sin interferencias para atajar este tipo de prácticas en los centros de trabajo. Con el sistema definido por Interior para sus agentes, las garantías son menores para el ertzaina que lamenta que muchas veces "está sólo ante la Administración", según un letrado de la central mayoritaria en la policía vasca Erne que ha llevado numerosos casos de denuncia de acoso laboral o sexual que se ha producido en unidades como Juego, Policía Científica, Brigada Móvil o en comisarías como Gernika y Erandio.

La primera vez que un juzgado aceptó en la policía vasca como accidente de trabajo la depresión de un ertzaina por acoso laboral fue precisamente el caso del mobbing denunciado en la comisaría de Erandio por 17 policías. El agente que llevo el caso a los tribunales -en el que se describía el ambiente en la comisaría de Erandio con un centro plagado de "gritos", "insultos" y "crispación"- llegó a adelgazar 20 kilos durante su baja. En mayo de 2005, ese caso ya fue reconocido por el Instituto de la Seguridad Social como accidente de trabajo derivado del acoso.

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