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La Ertzaintza tolera una concentración de homenaje a Pelopintxo

La policía no intervino contra los grupos de jóvenes que cruzaron contenedores

Un millar de personas se concentraron ayer por la tarde en Amorebieta (Vizcaya) durante veinte minutos, a pesar de que la manifestación había sido prohibida por el Gobierno vasco al considerarla una continuación del homenaje al etarra Sabin Euba, Pelopintxo. La Audiencia Nacional había ordenado a la Ertzaintza impedir el acto en recuerdo del terrorista fallecido. La policía no permitió a los manifestantes acceder a la plaza, pero toleró la concentración a 200 metros.

A las siete de la tarde, medio centenar de ertzainas rodeaban la plaza del Ayuntamiento de Amorebieta, la localidad natal de Sabin Euba, Pelopintxo, fallecido a causa de un cáncer la pasada semana, para impedir que desde allí partiera una manifestación "contra la represión" convocada el viernes por un autodenominado "grupo de ciudadanos de Amorebieta". La llamada a la manifestación fue realizada tras conocerse el viernes que un juez de la Audiencia Nacional había ordenado a la policía vasca que impidiera el homenaje a Sabin Euba, responsable del aparato financiero de ETA hasta su detención en Francia en 1992.

A la hora prevista cerca de un millar de personas, portando ikurriñas con crespones negros, se encontraban ya en las inmediaciones de la plaza del Ayuntamiento, desafiando el anuncio de prohibición de la manifestación realizada por el Departamento vasco de Interior ayer por la mañana por ser "una continuación de la convocatoria que fue prohibida anteriormente por orden de la Audiencia Nacional". Cuando un grupo de manifestantes desplegó una pancarta con el lema de la manifestación (Contra la represión. Autodeterminación y amnistía. Basta ya) el cordón policial impidió que las personas concentradas avanzaran. Un oficial de la Ertzaintza se dirigió entonces al dirigente de Askatasuna, Juan Mari Olano, y tras pedirle que se identificara departieron con él brevemente, según la nota oficial de Interior para informarles de que el acto estaba prohibido.

Olano tomó un megáfono y comunicó a los asistentes, entre los que se encontraban en primera fila los dirigentes de Batasuna Joseba Permach y Joseba Álvarez, que en lugar de la manifestación se iba a celebrar una concentración de 20 minutos de duración. Así fue. Sin parar de lanzar consignas contra la Ertzaintza y el PNV, y de reconocimiento a Euba, los manifestantes permanecieron sin moverse del lugar frente al cordón policial. Al término del plazo anunciado Olano volvió a dirigirse a los asistentes criticando que se había querido convertir en delito lo que pretendía ser "un último adiós a alguien que se amaba en este pueblo".

La concentración se fue disolviendo sin incidentes, con algún grito aislado en favor de ETA. Pero apenas habían transcurrido unos minutos, varios jóvenes arrancaron una de las pancartas colocadas en honor de Euba en la plaza para encabezar con ella una marcha hacia la casa del etarra, a 400 metros, volcando a su paso los contenedores de basura. De disolvieron dando vivas a ETA. En otros puntos de Amorebieta también se cruzaron contenedores en las calles.

Mientras, los policías desplegados para evitar la manifestación permanecieron en la plaza donde se había celebrado la concentración sin intervenir. Interior difundió una nota en la que asegura que la Ertzaintza impidió la manifestación prohibida. "Los agentes han informado a los allí presentes de dicha resolución, tras lo cual éstos se han disuelto, no llegando a celebrarse la manifestación", explicó Interior.

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El juez Juan del Olmo ordenó el viernes a la Ertzaintza que impidiese el homenaje al etarra fallecido al apreciar que la convocatoria podría encuadrarse dentro de una "estrategia simbólica" relacionada con la organización terrorista ETA, de lo que infiere que se podía producir un "enaltecimiento" del terrorismo.

El líder de Askatasuna, Juan Mari Olano, habla con un <i>ertzaina</i> ante la mirada de Joseba Permach.
El líder de Askatasuna, Juan Mari Olano, habla con un ertzaina ante la mirada de Joseba Permach.SANTOS CIRILO

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