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Análisis:EL VIAJERO ERRANTE
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Bailes, campeonas de remo, santos y manifestaciones

Aúpa, Ignazito

"Fundador sois Ignacio y general, de la compañía real que Jesús con su nombre distinguió...". Txistularis y tamboril intentan despertar a Pasajes de san Juan. El último día de julio fue San Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas, y las fiestas aún colean.

El toro ensogado, el sokamuturra, no ha sacado de su cogorza a la juventud del pueblo, aún menos la banda de música que recorre las calles con un único tema, el himno de santo. Nadie va detrás de ellos. Por donde pasan, a modo de guirnaldas, hay muchas águilas y muchas pancartas donde ponen cosas.

Las campanas de la iglesia repican el belicoso himno... "La legión de Loyola con fiel corazón, sin temor enarbola la cruz por pendón; lance, lance a la luz fiero Luzbel, con sus monstruos en tropeeel". Cruzan los txistularis bajo lo que parece ser una obra de arte conceptual, una maleta con dos tricornios. Ahora que recuerdo, pasé por aquí hace cinco años y ya estaba. Un pueblo que conserva tan bien sus monumentos dice mucho de sí mismo.

A mediodía el ambiente se caldea. Las mujeres cambian el rodillo por el remo. Así dicho suena fatal, pero es verdad. Son bateleras. Antiguamente, la mujer se encargaba de la casa y de cruzar a la gente en batel, remando, de San Juan a San Pedro. Luego llegaría el paro y el motor, y cualquiera puede hacer el trabajo; o sea, por ejemplo, un hombre, que cobra 60 céntimos por pasarte la otra orilla, más templada políticamente. Las mozas recuerdan aquello y ahora se preparan para remar en batel. Hay antiguas campeonas de España de remo; otras más veteranas se dan vidilla vistiéndose de época.

En Altzo hacen el Ignazito, así, en pequeño, quizá porque están acostumbrados a los gigantes. Uno es Edurne Pasarán, la montañera de los 8.000, y el otro Miguel Joaquín de Elecigui, el hombre más alto de Europa del siglo XIX. Medía 242 centímetros y bebía al día 23 litros de sidra. Paseado de feria en feria, en el contrato se especificaba que al gigantón le tenían que pagar la manutención, darle todo el tabaco que quisiera y garantizarle la asistencia a misa "todos los días de precepto, allí donde se encontrase". En Altzo, lo fuerte de las fiestas son las carreras, las de bicis y las de burros, ¡aúpa, Ignazito!

En el sitio de Ignacio, las campas de Loyola tienen más público que la basílica. Las familias hacen pic-nic a la sombra de los pinos, gratis total, al igual que la visita al lugar del santo. A dos kilómetros, en Azpeitia, El Cid tiene más tirón. La Ertzaintza vigila la mani: "La torturanoesculturalatorturanoescultura". La cantinela es por culpa de El Cid, Talavante y Cayetano Ordóñez, cartel de lujazo para cargarse a animales.

- Señor ertzaina, usted, grosso modo, ¿me podría decir el número de manifestantes?

- Estamos en condiciones de afirmar que son nueve.

Mulilleros y banda de música amenizan las calles de Azpeitia con alegres pasodobles. Desfilan ante la sede del sindicato LAB, que anuncia al grupo roquero Cloratita y llegan al coso taurino. La plaza, datada en 1903, es coqueta y pinturera, con vistas al monte.

En la Juantxu Txiki Taberna la gente mata el tiempo con su finito y guindillas de Gernika. Suenan sevillanas de María del Monte, y Mayte y las otras camareras lucen en el pelo claveles rojos y castoreño calado hasta las orejas, dan palmas y se jalean en euskera. Por favor, póngame un electroshock.

Un grupo de bateleras de Loiola, algunas campeonas de remo.
Un grupo de bateleras de Loiola, algunas campeonas de remo.J. M.

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