Debilidad en el gas
La importancia del gas natural para la economía española no necesita enfatizarse. Hoy es ya la materia prima principal para la producción de electricidad y ha sustituido con ventaja ecológica las generaciones a partir de carbón o fuel, aunque, eso sí, con el precio del kilovatio más caro. Por esa razón, el principio de acuerdo entre Argelia y España para poner fin al vidrioso enfrentamiento sobre el proyecto de gasoducto Medgaz, que unirá la producción argelina con Almería, es un alivio para los responsables energéticos españoles, porque aleja la sombra de un conflicto que podría haber terminado en precios escandalosamente más caros del gas argelino que se vende a España o con tensiones en el suministro.
El principio de acuerdo establece que Gas Natural podrá adquirir el 10% de Medgaz a cambio de subir las tarifas del gas suministrado a España entre el 10% y el 12% -los negociadores argelinos amenazaron con encarecer hasta un 20% los contratos-, lo que puede repercutir en el precio para los consumidores españoles en el 3% aproximadamente. La negociación por parte del Gobierno español ha estado lastrada probablemente por las dificultades políticas de España y Argelia sobre el Sáhara, con resultados poco brillantes. En ningún caso debió España -en este caso el Ministerio de Industria- suprimir las condiciones impuestas por la Comisión Nacional de la Energía (CNE) para que el grupo público argelino Sonatrach controlase hasta el 36% del gasoducto.
Tales condiciones exigían a Sonatrach, entre otras cosas, que cumpliese con las inversiones pactadas en la construcción del tubo y que la empresa argelina no pudiese vetar las inversiones adicionales para aumentar la capacidad del gasoducto. Pero Argelia jugó más fuerte que Industria y Exteriores y consiguió que se eliminaran las cautelas mencionadas. Es conocida la dependencia española del gas argelino, un factor evidente de debilidad política; pero Argelia también depende, y mucho, de los contratos de España para dar salida a su producción.
El desbloqueo de la crisis energética tiene un aspecto positivo, que es la entrada de Gas Natural en el proyecto. Por el tubo Medgaz llegarán a España 8.000 millones de metros cúbicos de gas en 2009; es decir, que en la práctica se reduce el riesgo de falta de suministro. Pero las empresas españolas que participan en el gasoducto -Cepsa, Iberdrola y ahora Gas Natural- quedan en franca situación de inferioridad política. Sonatrach tiene el control del proyecto, puede influir de forma prácticamente ilimitada sobre las decisiones de inversión y seguirá presionando probablemente para aumentar su presencia comercializadora en España y llegar, desde aquí, al mercado francés.
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