El primo del rey de Marruecos censura a los servicios secretos
Está aún convaleciente de un triple bypass que le fue practicado en un hospital de Nueva Jersey, en Estados Unidos, donde se autoexilió en 2002. Pero el príncipe Mulay Hicham, de 43 años, primo de Mohamed VI, el rey de Marruecos, ya ha vuelto a la carga.
Moulay Hicham envió un comunicado a la prensa marroquí en el que se solidariza con el director del semanario El Watan, Abderrahim Ariri, y el periodista Mustafá Hormat Allah, procesados por publicar informes secretos, y arremete contra las fuerzas de seguridad y policía secreta de su país.
"Estoy seguro de que el búnker que controla la seguridad se aferra a la lógica de las falsas acusaciones para librarse de su responsabilidad", denuncia Mulay Hicham. "Somos conscientes de que el camino es difícil y la crisis de El Watan es un capítulo más en nuestra marcha hacia el gran objetivo de asentar una verdadera democracia".
Al Príncipe Rojo -apodo que utiliza la prensa cuando menciona a Mulay Hicham- le sulfuró que el director de El Watan haya sido interrogado por la policía, según declaró el propio Ariri, sobre su relación con él, aunque en las diligencias policiales no figura esa parte de las pesquisas.
Bajo el título Informes secretos detrás del estado de alerta en Marruecos, El Watan reprodujo íntegramente, el 14 de julio, sendas notas de los servicios de inteligencia civil y militar que advertían del alto riesgo de un atentado terrorista.
Tras la detención de los dos periodistas y el registro de sus domicilios, la investigación desembocó en el arresto de siete oficiales en activo de las Fuerzas Armadas Reales y de un octavo en la reserva a los que se les acusa de filtrar los documentos a El Watan. Una corte marcial celebrará, a partir del jueves, el que será el primer juicio colectivo de militares en Marruecos desde hace más de 30 años.
Fiesta del Trono
Mohamed VI dejó de nuevo claro ayer que no comparte la visión de la monarquía de su primo, con el que mantiene una relación nada cordial. Mulay Hicham aboga, a grandes rasgos, por una monarquía que reine y no gobierne.
En el discurso que pronunció con motivo de la Fiesta del Trono, el soberano alauí definió a la monarquía marroquí como carente de límites porque "no puede ser circunscrita a un mero concepto reductor, ni a sus prerrogativas ejecutivas, de órgano legislativo o de autoridad judicial".
El grueso de la alocución del rey estuvo dedicado al Sáhara Occidental, cuyo futuro se mostró dispuesto a negociar -una segunda ronda de conversaciones se celebrará en agosto en Nueva York-, pero "solo en el marco de la autonomía, toda la autonomía y nada más que la autonomía".
La administración penitenciaria marroquí quiso también que los presos independentistas saharauis pudieran celebrar la Fiesta del Trono. Envió a la Cárcel Negra de El Aaiún, donde cumplen condena la mayoría, a una orquesta local. Los reos vivieron "momentos de gran alegría", según la agencia de prensa oficial MAP.
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