Una líder que esquiva los fracasos y se apunta los éxitos
La candidata se beneficia de los logros económicos de su maridoy se desmarca de los escándalos políticos que golpean al Gobierno
Cristina Fernández de Kirchner salta a la arena política en un momento delicado del mandato de su marido, el presidente Néstor Kirchner. Los últimos tiempos no han sido los mejores para la lírica kirchnerista. En mayo hubo una violenta rebelión de los maestros de Santa Cruz, la provincia de la que es oriundo el presidente. Poco después, el partido gubernamental sufrió sendas derrotas en las elecciones locales de la capital argentina y de Tierra del Fuego. El año pasado ya había perdido en la provincia de Misiones y si mantuvo el control de las de Río Negro y Catamarca fue gracias a las alianzas con los llamados radicales K, los políticos de la Unión Cívica Radical (UCR) -el histórico rival del peronismo- que se pasaron a las filas peronistas o, mejor dicho, a las del kirchnerismo.
"Tiene ideas propias, no es un apéndice de nadie", dice un empresario español
En apenas una semana, dos ministras han sido investigadas por corrupción
A los reveses políticos se suman los escándalos de corrupción que han minado al Gobierno. Todo empezó hace ya bastantes meses con el caso Skanska, un asunto que demostró que la corrupción es endémica en Argentina. Básicamente, se descubrió que existía una empresa, por llamarla de algún modo, que se dedicaba a vender facturas falsas para que las compañías legítimas pudieran justificar el pago de coimas (sobornos) en sus cuentas de resultados. "Evidentemente, si alguien vive de vender facturas falsas es porque hay un mercado que las demanda", dice no sin cierta sorna un alto cargo de la Hacienda argentina. El escándalo costó el puesto a algún funcionario pero, sobre todo, salpicó al plenipotenciario ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, hombre muy cercano a Kirchner.
Cuando el caso Skaska empezaba a desaparecer de las portadas de los diarios argentinos, la policía, en una inspección de rutina, halló 49.000 euros en el baño del despacho de la ministra de Economía, Felisa Miceli. El toiletgate le costó hace menos de una semana el puesto a Miceli y a Kirchner se le agudizaron sus habituales males estomacales. Tras la partida de la ministra de Economía... ¡Zas! la responsable de Defensa, Nilda Garré, es imputada en una causa por contrabando de armas. Mientras este caso aún colea, la causa por malversación de fondos contra la secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti, sigue su curso en los tribunales. Para más inri, Miceli y Garré fueron dos apuestas personales del presidente Kirchner.
La guinda de los males la puso la crisis energética que vive Argentina, la peor desde 1989. En Buenos Aires, sobre todo, es muy probable que si alguien se sube a un taxi en estos días escuche al chófer despotricar como nunca contra el Gobierno y decir que el problema del desabastecimiento de gas es un problema de años que nadie ha sabido solucionar.
Aunque los escándalos de corrupción suelen ser malas noticias para los gobernantes, para la senadora Cristina Kirchner y su marido tal vez no tanto. Mientras el presidente es el que carga con los escándalos, su mujer se distancia de ellos e incluso les saca partido. En Argentina, a la senadora se le reconoce que ha estado detrás de reformas clave para reforzar el sistema judicial y político, como los cambios en la Corte Suprema.
"Cristina está huyendo de los puntos negativos de la gestión de su marido y aprovechando todo lo que puede los positivos", comentan fuentes empresariales españolas con fuertes intereses en Argentina. "Destaca el crecimiento económico del 8% de media conseguido desde 2003 y la buena situación de las cuentas públicas. Al mismo tiempo, no hace ni mención de los problemas con la inflación, de la injerencia del Estado en la economía, o de la crisis energética".
Las mismas fuentes creen que Cristina Kirchner intentará dar una imagen de modernidad, que hará hincapié en temas que preocupan a la clase media como el medioambiente, y que intentará tener una imagen internacional más "agradable" que la de su marido. Entre otras cosas, es probable que si es elegida presidenta, la esposa de Kirchner no cuente con hombres como De Vido y mantenga con el presidente venezolano, Hugo Chávez, una relación más distante que la que cultiva su marido. La estrecha camaradería entre Chávez y Kirchner no es bien vista en muchos sectores empresariales argentinos.
"Hay algo muy cierto sobre ella", dice un alto cargo de una empresa española, "tiene ideas propias, no es un apéndice de nadie".
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