Las matemáticas no pasan la Selectividad

Los resultados de las pruebas de Selectividad de este pasado mes de junio señalan un claro perdedor: las matemáticas. Los porcentajes de suspensos en las asignaturas varían enormemente según la universidad y la comunidad autónoma (cada una pone un examen diferente), y es muy difícil señalar carencias generales en una asignatura u otra. Salvo en el caso de las matemáticas, que sistemáticamente están entre las que arrojan peores resultados dentro de unas pruebas que, recordemos, aprueban más del 80% de los alumnos en toda España.

Tomando los exámenes del pasado junio de 16 universidades públicas (un tercio de las que han acogido Selectividad), se advierte que ha suspendido el 45% de los jóvenes que se han examinado de las matemáticas que se hacen en las opciones de letras, y el 41% de los que han estudiado la opción de ciencias. En Cataluña no han ofrecido porcentaje de suspensos, sino las notas medias en cada asignatura, pero el resultado es el mismo: las únicas que bajan del cinco son, por supuesto, las dos de matemáticas, acompañadas esta vez por la Química.

"Quizá no se hace el esfuerzo suficiente por adaptar su enseñanza a los alumnos"

Los resultados en Física e Inglés también se repiten mucho en los últimos puestos

La dureza de cada examen y la del corrector pueden variar mucho estas estadísticas, pero la reiteración en matemáticas es significativa. Sobre todo, cuando se trata de una materia que permanentemente está en el centro de las críticas. Cuando se publican los estudios internacionales como el Informe Pisa, el nivel matemático los estudiantes españoles queda en el puesto 24 de 30 países. ¿Qué pasa con las matemáticas? ¿Son más difíciles que las otras asignaturas? ¿Los contenidos y la forma de enseñarlos están anticuados? Los expertos señalan un poco de cada una de estas cosas.

En primer lugar, es cierta la dificultad propia de esta disciplina "abstracta". Además del hecho de que tradicionalmente se ha usado como "un elemento de selección dentro del sistema educativo", explica Tomás Recio, voz autorizada como pocas, ya que, además de catedrático de Álgebra de la Universidad de Cantabria, es presidente del Consejo Escolar de esta comunidad y responsable de la comisión de educación de la Real Sociedad Española de Matemáticas. "Tradicionalmente, y quizá queda aún algo de eso, se ha usado esta asignatura para seleccionar a los alumnos que valían para seguir estudiando, y quizá por eso no se hace tanto esfuerzo por adaptarla al nivel actual de los alumnos. Se espera que el estudiante viva o muera".

Pero la conclusión realmente importante que hay que sacar de los resultados de Selectividad, asegura Recio, es la necesidad de revisar los requisitos que se están pidiendo a los alumnos para entrar en la universidad. "En primar lugar, las matemáticas en los primeros años de carrera deberían adaptarse al nivel real de los alumnos", mucho más heterogéneo debido a que hoy en día la educación superior está absolutamente generalizada. Aunque Recio no es de los que creen que los jóvenes cada vez sepan menos, al contrario: "El nivel medio es mucho mejor que hace algunas décadas", asegura.

Su segunda conclusión, por extensión, es que "también deberían adaptarse los propios exámenes de Selectividad". En estos momentos, dice, la mayoría de las preguntas de la prueba de matemáticas no tratan sobre los contenidos fundamentales de la materia, sino que "sirven sólo para aprobar Selectividad".

Pero la cosa no se queda ahí, porque la pescadilla sigue mordiéndose la cola hasta el punto de que lo que se enseña en el bachillerato está más enfocado a que los alumnos pasen esa prueba de acceso que a que aprendan los conceptos fundamentales de la materia en cuestión, continúa ahora la explicación el profesor de la Universidad de Extremadura, miembro durante años de la Sociedad Española de Investigación en Educación Matemática, Lorenzo Blanco. "La mayoría de las matemáticas que aprenden los bachilleres no las van a usar en la carrera", asegura.

Blanco llama también la atención sobre la presión social de esta asignatura. "Si un alumno va bien en matemáticas es listo, si va bien en una de sociales, es un empollón", señala, y considera que los contenidos son excesivamente formales, por lo que a los jóvenes les es muy difícil ver su utilidad. Aboga por revisar los contenidos pero también la forma de enseñarlos: "Tenemos que adaptar incluso el lenguaje. No podemos seguir planteando los mismos problemas que hace 100 años". En este punto difiere de Tomás Recio, quien no cree que se expliquen peor las matemáticas que cualquier otra materia.

Pero en el resto de asignaturas, si volvemos a revisar los últimos exámenes de Selectividad, los resultados ofrecen luces y sombras: en algunos sitios hay más aprobados y otros menos. Entre las mayoritarias -hay muchas optativas de las que se examinan pocos alumnos- hay quizá dos que se dejan ver más veces que las demás en los puestos de cola, Inglés y Física. En esta última, se puede encontrar más de un 40% de suspensos en nueve de las 16 universidades cotejadas por este periódico, y en cuatro de ellas suspendieron más de la mitad (ver gráfico). Sobre la Física también se ha discutido mucho desde hace años. De hecho, se habla de la necesidad de cambiar la metodología de todas las materias científicas, sin que por el momento asome la solución.

Y no menos se ha discutido sobre el mal nivel de inglés que tienen los españoles, empezando por los estudiantes. Esta materia la han suspendido en Selectividad más del 40% de los alumnos en siete de las 16 universidades comparadas. En los últimos años, se ha adelantado la enseñanza del inglés a la educación infantil de 3 a 6 años y los colegios bilingües o donde se dan varias asignaturas en este idioma se están extendiendo poco a poco por todas las comunidades. Los resultados, en cualquier caso, tardarán en llegar.