"Esa gente se había convertido en terrorista"
Los habitantes de Islamabad mostraban ayer poca simpatía por los islamistas que fueron desalojados por el Ejército de la Mezquita Roja, donde se atrincheraron con rehenes. "Esa gente se había convertido en terrorista", comentaba Sohail Iqball, un vendedor de libros que tiene la tienda a pocos metros de la mezquita. "Mantuvieron como rehenes a mujeres y niños y amenazaron con matarlos si salían de allí", se quejaba.
Para el profesor Shazia Khurram, lo que han vivido los últimos días era algo que "tenía que ocurrir, aunque, gracias a Dios, todo ha terminado", decía aliviado, mientras Raja Asghar, un funcionario retirado de 62 años, no se explicaba cómo consiguieron los islamistas almacenar tantas armas y municiones dentro de la mezquita, en pleno centro de la capital. "La gente puede pensar con toda razón que si eso ha ocurrido en Islamabad, qué estará ocurriendo fuera".
Hay quien culpa al Gobierno de la permisividad que ha tenido hasta ahora con los militantes islamistas, porque "casi todo el mundo sabe que las mezquitas y las madrazas imparten educación islámica y no debería tolerarse que sean utilizadas por ellos. ¿Por qué lo ha permitido el Gobierno durante tanto tiempo?", se preguntaba Shaukat Alí, sastre de profesión.
La BBC consiguió hablar con gente de dentro de la mezquita mientras se llevaba a cabo el asalto. Imtiaz Shaheen dijo que él y sus amigos habían entrado para rezar y fueron atrapados en la lucha. Querían marcharse, pero no les dejaron. Los estudiantes les ofrecieron armas para combatir a las fuerzas militares. Las rechazaron. "No queríamos vernos implicados", dijo Shaheen, quien explicó también que los islamistas estaban fuertemente armados y dispuestos a luchar hasta el final.
El hospital cercano a la mezquita fue totalmente clausurado para dedicarlo exclusivamente a las víctimas de la mezquita. Un médico del centro llamado Jan dijo que recibieron orden del Gobierno de desalojar todo el hospital. "En 20 minutos quedaron libres las 700 camas de que dispone el centro, y enseguida empezamos a recibir heridos. La primera víctima fue un policía que murió de disparos. La mayoría de los que llegaban eran chicas, unas 150 o 200, sufriendo de problemas respiratorios".
Mientras, la ex primera ministra Benazir Bhutto declaraba ayer desde Londres que le inquieta la posibilidad de que los islamistas acaben tomando el poder en Pakistán.
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