_
_
_
_
Reportaje:Tenis | Wimbledon

Nadal emociona a Federer

El tenista suizo se adjudicó una extraordinaria final e igualó el récord de Borg al lograr su quinto Wimbledon consecutivo - Al revés que en 2006, el español, con problemas en la rodilla derecha, forzó un quinto set e hizo sentir vértigo a su rival - El 'número uno', siempre tan frío, rompió a llorar tras el partido

José Sámano

Dominan el circuito de forma indiscutible, se retan como finalistas en todas las superficies y han sido guionistas de algunos partidos para la leyenda del tenis. El de ayer en Wimbledon, el torneo más heráldico del mundo, fue uno de ellos. Roger Federer, un caballero con raqueta que flota sobre la pista, y Rafael Nadal, un huracán, mantuvieron un pulso extraordinario con un repertorio de golpes sólo al alcance de los elegidos.

Más información
Un clásico sin competencia
La corte de una estrella
El duelo entra en la leyenda
"Nadal se merece un título aquí"
"Pudo pasar cualquier cosa"

Con su victoria (7-6, 4-6, 7-6, 2-6 y 6-2), el suizo igualó el registro de Bjorn Borg al encadenar su quinto título consecutivo, lo que amplifica la dimensión de Federer, un jugador sin límites, infinito. Borg, de forma inopinada, sorprendió al mundo al colgar la raqueta con tan sólo 26 años, los mismos que cumplirá Federer el próximo 8 de agosto.

La gesta del helvético engrandece la figura del español, que se quedó a un centímetro de la gran proeza. Al contrario que en la edición de 2006, Nadal fue capaz de exprimir a su majestuoso adversario, obligado de principio a fin a dar lo mejor de sí mismo. El júbilo final de Federer, con lágrimas y desparramado sobre la hierba, resultó elocuente -curiosamente, sólo el propio Nadal y Juan Carlos Ferrero le han birlado algún set a lo largo del campeonato-. Esta vez, el suizo había sentido vértigo, agobiado por la gran progresión de Nadal sobre la hierba, donde, por ahora, sólo la gigantesca silueta de Federer le ha impedido entronizarse. El tenista balear ha mejorado su saque, la volea ya no le produce urticaria y no se aparca en el fondo del escenario. Lo demás lo tiene todo: técnica, agresividad, fuerza de voluntad y una seguridad en sí mismo irreductible. Pese a reinar en la tierra batida, lo que podría aligerarle otras cargas, ambicioso como es, Nadal no ha dado la espalda a Wimbledon, la catedral del tenis. De haberlo hecho, nadie se lo habría reprochado. Al fin y al cabo, otros ilustres campeones renunciaron en su día a la superficie más engorrosa para ellos, por ejemplo Pete Sampras con la tierra parisiense de Roland Garros o Mats Wilander con la roída alfombra londinense.

Pero Nadal pertenece a esa nueva generación de deportistas españoles capaces de marcarse retos sin fronteras, capaces de desterrar para siempre los arcaicos complejos españoles. Ahí está Pau Gasol, consolidado entre la élite de la NBA, la gran pasarela del baloncesto, y Fernando Alonso, convertido en un icono en una disciplina tan exclusivista como la fórmula 1. Y Dani Pedrosa, decidido a examinarse en la gran categoría del motociclismo junto a un titán como Valentino Rossi.

Son deportistas como ellos, alistados con los mejores, los que han logrado acabar en España con el monocultivo del fútbol. El parón estival de los clubes ya no provoca el destierro de la parroquia deportiva. La audiencia se engancha con entusiasmo a otras carteleras. Ante fenómenos como Raikkonen, Alonso y Hamilton -el podio de ayer en el Gran Premio de Gran Bretaña- no hay quien huya. Ante Nadal y Federer, tampoco. La grada de Wimbledon, sabia como es, se lo agradeció a ambos con una ovación que disparó los decibelios del All England Club, decorado de una de las mejores finales de su centenaria historia. Un partido propio de dos genios. Inolvidable.

Roger Federer se tira al suelo y rompe a llorar tras ganar el último punto del partido.
Roger Federer se tira al suelo y rompe a llorar tras ganar el último punto del partido.ASSOCIATED PRESS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_