Woody es infiel a Nueva York
El cineasta declara que su nueva película, que empezará a rodar el lunes, es "una carta de amor a Barcelona y de aquí al mundo"
Al final, Nueva York será también una de las localizaciones de la nueva película de Woody Allen, que se empezará a rodar el próximo lunes en Barcelona. Tal vez han sido los celos ante este amor de verano que ayer confesaba abiertamente el cineasta: "Esta película es una carta de amor a Barcelona y desde aquí al resto del mundo". Muy poco amigo de hablar de sus proyectos cuando todavía están en marcha, el cineasta hizo estas declaraciones, y pocas más, en una recepción celebrada ayer en la capital catalana con una amplia y curiosa representación institucional encabezada por la ministra de Cultura, Carmen Calvo.
La gran cantidad de políticos congregados en la presentación del filme es sólo un reflejo de la fiebre que ha desatado la presencia de Allen en Barcelona. Desde su llegada, el pasado 11 de junio, la prensa ha intentado dar cuenta, con mayor o menor fortuna, de todos sus movimientos. Se le pudo ver buscando localizaciones en la Sagrada Familia, se ha retratado a su familia en los alrededores del lujoso hotel donde se hospeda, y se ha dado cuenta incluso del menú de algunos de los ágapes compartidos por el director con su séquito personal, que incluye a su hermana y productora, Letty Aronson.
El director mantuvo el gesto ausente durante la presentación institucional de su filme
El mismo día de su llegada, Allen expresó su deseo de poder trabajar con tranquilidad. Días más tarde, dos músicos de su banda de jazz, que actuarán todo el verano en Barcelona y a los que Allen se sumó el pasado viernes en una actuación sorpresa, también suplicaron que se le dejara tranquilo... La ciudad parece haber enloquecido por tener aquí a uno de sus directores favoritos, pero todos apuntan que Allen no disfruta demasiado ante el hecho de ser el centro de atención.
El hermetismo con que se ha rodeado el proyecto, custodiado celosamente desde la productora Mediapro, lejos de tener efecto disuasorio, parece espolear el interés por esta historia de amor entre una turista americana (Scarlett Johansson) y un español (Javier Bardem), con una tercera en discordia (Penélope Cruz), en torno a la cual gira este filme. En el reparto figura también una decena de actores catalanes, entre ellos Lluís Homar, Abel Folk y Manel Barceló. Este último, el único del reparto que ayer asistió al acto, dijo que desconoce el guión porque sólo ha recibido "una separata" con su papel.
El secreto sobre los detalles alcanza incluso al presupuesto, sobre el cual se han barajado varios números. La ministra lo cifró ayer en 12 millones de euros. Pero el productor de Mediapro, Jaume Roures, habló de 20 millones. Calvo, que se refirió en varias ocasiones al cineasta como "el maestro Allen", anunció que Cultura participará en la financiación por la vía de la amortización a taquilla. Ésta es la fórmula que se utiliza para producciones españolas con más de 300.000 espectadores que no solicitan subvención, y se estima en un 15% de los beneficios.
El Ayuntamiento de Barcelona aporta un millón de euros en forma de crédito a través de la sociedad de capital riesgo Barcelona Emprèn. La Generalitat hará su aportación al proyecto a través de las consejerías de Cultura y Turismo, pero la cuantía está aún por determinar. En cambio, ni el Principado de Asturias ni los ayuntamientos de Oviedo y Avilés tendrán participación económica, informa Javier Cuartas.
La de ayer fue la segunda comparecencia pública de Allen en Barcelona tras su investidura como doctor honoris causa el 14 de junio. En ambas ha estado acompañado por su esposa, Soon Yi. En las dos ocasiones ha admitido que no conoce el español: "Lo estudié en la escuela, pero nunca le presté atención". Vestido de caqui y tocado con un sombrerito de tela, ayer mantuvo el gesto ausente hasta que le tocó hablar. Tampoco recurrió al traductor, tal vez indiferente a lo que tuvieran que decir sobre él los políticos presentes. Invariablemente, todos elogiaron su trabajo. Eso ya se lo esperaba.
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