_
_
_
_
Crítica:TEATRO | 'Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Brecht, en el desolladero

Javier Vallejo

Este teatro nuevo, creado en la nave de despiece ovina del antiguo matadero de Legazpi, es fantástico, comparable a los de La Cartoucherie de Vincennes, en París: dará mucho juego. Público y espacio escénico se pueden colocar al gusto: en círculo, a la italiana, en pasillo... Para su espectáculo inaugural, Mario Gas y Jean-Guy Lecat, escenógrafo de Peter Brook, han creado un escenario panorámico que ocupa todo el lateral oeste de la nave y que integra inteligentemente el muro y los vanos. Lecat es un especialista en ambientar lugares insólitos: transformó la cantera Callet, de Aviñón, en monumental caja de resonancia del Mahabharata; el Mercado de las Flores barcelonés y un depósito de gas de Copenhague en el ruedo de Carmen...

Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny

De Bertolt Brecht y Kurt Weill. Traducción: Feliu Formosa. Luz: Javier Aguirresarobe y José Miguel López Sáez. Vestuario: Antonio Belart. Escenografía: Jean-Guy Lecat. Dirección musical: Manuel Gas.

Dirección escénica: Mario Gas. Madrid. Matadero Naves del Español. 28 de junio.

Aquí ha dispuesto un espacio longitudinal enorme, por el que circulan una masa de cincuenta y tantos intérpretes, y hasta un coche de época. Es una versión teatral del cinerama: hacen falta varios golpes de vista para abarcarlo todo.

La primera parte de Mahagonny no acabó de arrancar en la noche del estreno. Cierta solemnidad se imponía a lo espectacular del montaje. Todo estaba en su sitio, o cerca, pero sin punta de energía..., hasta la primera escena de masas, muy bien movida. Es ésta una pieza vocalmente más exigente que la mayoría de las de Brecht: combina canciones de cabaré y arias operísticas, momentos estáticos, propios de una cantata, con otros de acción pura. Resulta dificilísimo pillarle el pulso de cabo a rabo. Mario Gas se lo coge en el segundo acto, especialmente en los momentos corales. La navegación de vuelta a Alaska sobre una mesa de billar volcada, el combate de boxeo desigual entre Joe Lobo y Moisés Trinidad, la vista oral donde el juez es parte, pero sobre todo ese final exaltando el dinero como valor supremo, el libre mercado por encima de las demás libertades, tienen fluidez, empaque y teatralidad verdadera.

Antoni Comas canta bien, aunque le esté cayendo un chorro de agua en la cabeza, como demostró en El compositor, la cantante, el cocinero y la pecadora. Además, es un actor con garra. Su Jim Mahonney transmite energía todo el tiempo, y un desvalimiento crístico cuando se ve acosado y abandonado por quienes creía sus amigos, y por su chica. Mónica López es una Jenny Hill sexy, pero a su interpretación del célebre Alabama Song le falta deje canalla. Todo no se puede pedir. Por cierto, esta canción la escribió Elisabeth Hauptmann: su nombre debería figurar en el programa. Teresa Vallicrosa dibuja una viuda Begbick impía, estupenda en lo vocal y en lo dramático. También Constantino Romero y Xavier Fernández se mueven como peces entre dos aguas. La orquesta, dirigida por Manuel Gas, suena muy bien, y el coro es rotundo.

Brecht renegó de Mahagonny a los tres años de su estreno, y llamó a Weill "Richard Strauss disfrazado". Sus reparos eran puramente estéticos: decía que el envoltorio operístico de la obra lamina su intencionalidad dramática. En esa opinión hay mucho de rivalidad artística y de desencuentros ideológicos con su colaborador. El mensaje de Mahagonny sigue teniendo fuerza, y está servido de manera dialéctica. La puesta en escena de Mario Gas está a su servicio: es extremadamente escrupulosa con las indicaciones del autor, dura tres horas y aparenta menos. Un indicador excelente.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_