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Tribuna:MEDICINA REGENERATIVA
Tribuna
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Células madre para la vida

Aunque científicamente los datos van siendo cada vez más sólidos, cíclicamente se suscitan dudas morales y religiosas en torno a la obtención de células madre como una fuente potencial para tratar enfermedades que actualmente no tienen curación. Esto debe hacernos reflexionar acerca de si conocemos verdaderamente qué son, cuántas clases hay, y qué potenciales beneficios pueden aportarnos estas famosas células.

El término "célula madre" procede del inglés stem cell, que literalmente significa "célula troncal". Es decir, hablamos de células que constituyen el tronco del desarrollo celular que irán originando diferentes ramas celulares conformando los tejidos de un nuevo organismo. Se trata de células pluripotentes que pueden dar lugar a un gran número de tipos celulares distintos. Y ahí radica su verdadero potencial terapéutico: las células madre o troncales poseen la singular capacidad de poder ser diferenciadas en cualquier tipo celular del organismo.

Dependiendo de su origen, podemos distinguir entre células madre adultas, procedentes de un organismo adulto; y células madre de origen embrionario, que se obtienen de preembriones congelados. En el año 2000 la discusión principal era ¿por qué trabajar en células madre embrionarias si las adultas podían realizar su mismo trabajo? El tiempo, que suele colocar todas las cosas en su sitio, ha demostrado que ni las adultas, ni las células de cordón umbilical pueden hacer el trabajo de las células embrionarias aunque también tienen sus indicaciones. Es decir, la investigación debe cubrir todos los frentes científicamente interesantes y que legalmente sea posible. Sin embargo, la sociedad debe conocer que los requisitos y regulaciones para utilizar preembriones humanos para estas investigaciones cumplen absolutamente todas las garantías legales, científicas y éticas. Estos preembriones deben de haber sido donados por sus progenitores para un proyecto de investigación específico previamente aprobado por un comité etico y la Comisión Nacional de Garantías del Instituto Carlos III de Madrid, un organismo dependiente del Ministerio de Sanidad encargado de autorizar este tipo de investigaciones. Para investigar con estos preembriones, existe una autorización expresa por parte de los padres para que dichos preembriones que no pueden ser utilizados con fines reproductivos, puedan ser estudiados en el laboratorio para buscar una solución para enfermedades que no tienen curación en la actualidad.

Incluso una vez aprobado el proyecto cada nuevo preembrión solicitado tiene que pasar por la cascada de comités citados hasta poder trabajar con ellos. Todos los proyectos con células madre cumplen con la legislación vigente y cuentan con la necesaria autorización. La utilización de esta fuente celular no es caprichosa sino debido a que existen evidencias claras demostrando que las células madre de origen preembrionario presentan mayor capacidad de diferenciación o plasticidad que las células madre adultas. O lo que es lo mismo: presentan un mayor potencial para tratar las enfermedades. Aunque cada tipo celular tendrá sus indicaciones específicas y lo obvio es trabajar en todas ellas si pretendemos como fin el tratar de mejorar las condiciones de vida de muchas personas con enfermedades que aún no tienen cura.

Es necesario aclarar que las células madre no van a ser la panacea que va a curar todas las enfermedades porque la panacea no existe, pero si alguna de estas terribles enfermedades se beneficiara habría valido la pena. Prácticamente cualquier enfermedad crónica o aguda que curse con destrucción celular ha sido tratada con más o menos éxito en modelos animales, sobre todo ratones. Pero está llegando ya la hora de los primeros ensayos clínicos en humanos, como el que va a realizar la compañía americana Geron en pacientes tetrapléjicos debido a secciones medulares recientes en los Estados Unidos utilizando oligodendrocitos inmaduros obtenidos de células madre embrionarias. Esperamos que éste sea el primero de una serie de ensayos clínicos, siempre dentro de los límites legales establecidos y con las garantías necesarias. Por citar algunos ejemplos prácticos, las investigaciones han descubierto que la posibilidad de diferenciar las células madre en células neuronales abre la puerta a estudiar su capacidad para regenerar la parte dañada del cerebro por infartos cerebrales o en enfermedades neurodegenerativas como Parkinson. En el campo de la cardiología, la posibilidad de diferenciar las células madre en células cardiacas podría permitir la recuperación de la zona dañada en un infarto de miocardio

Los avances científicos son continuos y los estudios actuales con células troncales se centran en comprobar la verdadera utilidad de la terapia celular para tratar estas y otras enfermedades. El potencial terapéutico que presentan este tipo de células para tratar enfermedades que afectan a millones de personas en el mundo hace necesario que las investigaciones con células madre den un paso más y dejen de ser una simple esperanza para demostrarnos verdaderamente su utilidad real en aquellas enfermedades que pudieran beneficiarse de ello en forma de terapia celular en ensayos clínicos controlados.

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Carlos Simón es Director del Banco de Líneas Celulares del Centro de Investigación Príncipe Felipe. Universidad de Valencia.

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