Pastoral del volante
El Vaticano se muestra últimamente muy activo. Y en particular el presidente del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz, el cardenal Renato Martino. Pocos podrán afirmar que el purpurado italiano no se gana el sueldo. Tan pronto truena contra Amnistía Internacional y recomienda boicotear sus actividades por fomentar una campaña antiabortista como pergeña una pastoral para prevenir los excesos del tráfico y elaborar un decálogo del buen conductor cristiano.
Los mandamientos de su eminencia son inobjetables, si no fuera por el candor que emanan justo ahora que se propone en España el rigor carcelario. Qué decir de esa sugerencia de rezar el rosario en la carretera para serenar los ánimos y calmar los calores cuando cristianos y no cristianos se preparan a emprender sus vacaciones estivales. Mejor que la música, el ansiolítico o el aburrimiento -debilidades siempre peligrosas-, concéntrese uno en desgranar los misterios del santo rosario. Pero cuidado, la repetición de las letanías puede adormilar. La pastoral recomienda por ello santiguarse antes del arranque, recuerda que un adelantamiento indebido es pecado -el Planeta entero se debe encontrar entonces en falta mortal- y aconseja no recurrir al insulto o la blasfemia, recomendación muy útil, aunque árduamente dificil de cumplir cuando uno afronta el desconsiderado reto del camionero, el taxista o el dominguero. Son muchos los consejos de la Santa Sede para una buena conducción. Ojalá que sirvan para humanizarnos más al volante y también para que las autoridades hagan lo propio a la hora de construir carreteras seguras y dotarse de vigilantes corteses. Sólo cabe confíar en que las demás confesiones religiosas se sumen a la iniciativa vaticana.
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