Gordillo juega con Gordillo
El Reina Sofía muestra una antológica del pintor sevillano
Sostiene Gordillo que los cuadros están vivos. Asegura que una existencia tranquila y acomodaticia les va restando energía. "El objeto cuadro ha cambiado mucho. No se puede abandonar en una pared. No les va una vida perenne y establecida. Cambian mucho según cómo estén iluminados o junto a qué cuadros estén. Hay que darles una segunda vida", explicaba ayer por la mañana el pintor sevillano en el Museo Reina Sofía.
Así que algo de resurrección tiene Iceberg tropical, la muestra antológica de su obra que hasta el próximo 15 de octubre acoge este museo y que en la primavera de 2008 viajará al Kunstmuseum de Bonn. Luis Gordillo (Sevilla, 1934) no sólo ha pintado los 180 lienzos y dibujos que la componen, sino que además ha actuado de comisario, ha dirigido el catálogo y ha colaborado estrechamente con Paco Pérez Valencia en el diseño de la misma. A medio camino entre "una antológica ortodoxa y una exposición de autor" sitúa el ganador del Premio Velázquez 2007 este proyecto en el que lleva trabajando dos años. "Hemos montado una escenografía para que salten los cuadros de la pared. Quería cuadros vivos en salas vivas, que cada espacio fuera un contenedor por el que echar líquido Gordillo".
El artista ha actuado de comisario, ha dirigido el catálogo y colaborado en el diseño
Una fotografía del pintor, sumergido feliz en una piscina, saluda al visitante a la entrada de la muestra, quizá como una advertencia de la inundación que está por llegar. Destellos en espejos, vidrio o agua, las figuras de Gordillo parecen reflejadas en aguas de colores. Él habló de su poliédrico autorretrato: "La esencia de mi obra tiene mucho que ver con la yuxtaposición, con la realización de obras muy distintas en un mismo tiempo, con la porosidad en las influencias. He tratado de retomar ideas de mi pasado y actualizarlas".
Distintos suelos -desde azulejo mosaico hasta moqueta- y luces acompañan el paseo por las salas. Las obras más recientes que Gordillo ha puesto en movimiento son de este mismo año. Las más antiguas datan de 1959, el mismo año en que celebró su primera exposición individual en la Sala de Información y Turismo de Sevilla. Mucho han corrido sus cuadros desde entonces, pero aún recuerda el pintor cuando había que clavar y pintar las paredes antes de las exposiciones.
Sin concesiones al tiempo o a la nostalgia, Iceberg tropical apuesta por el desorden temporal. El criterio cronológico ya dirigió la muestra del Macba en 1999. "Esta vez quería jugar con los cuadros, plantearme una obra artística con la exposición", explicaba ayer. Ana Martínez de Aguilar, directora del museo, destacó "el ritmo de collage" que el pintor ha alcanzado. "El montaje también es algo musical. Hay estridencias, pausas bien calculadas y silencios".
Este planteamiento lúdico de Gordillo con sus imágenes le ha acercado también a otros géneros. "Esta exposición tiene algo de cine. Un director que rueda y luego corta, ensambla y crea una nueva temporalidad. Yo he querido hacer algo parecido, de manera que la acción puede ir para delante o para detrás con bloques de obras en sitios extraños. Se trataba de que los cuadros adquirieran una vitalidad nueva". El pintor se ha planteado un boca a boca que insufle nueva vida a su trabajo, una revisión de su obra desde el presente tal y como explica en el vídeo que cierra esta exposición, en la que queda constancia de sus primeros dibujos, de su fase pop y de la entrada torrencial de la fotografía. El pintor habla de su evolución y su técnica, de sus comienzos en Sevilla y su llegada a París, de su admiración por Millares, Tàpies y Saura. El informalismo dice que fue "un rito de iniciación", su "primer amor".
En los setenta llegó el dibujo figurativo, "casi automático". Gordillo pintaba y pintaba hasta que en el bloc aparecía ese trazo que andaba buscando. "Era algo radioactivo que me hacía superar mis depres y mis angustias. El dibujo transmitía la energía necesaria para el cuadro", cuenta.
También hay lugar para las "autopsias fotográficas" que ha realizado de sus procesos creativos y para su particular réplica a Jackson Pollock, tras su entrada en el territorio abstracto allá por los ochenta. Asegura el pintor que su serie Situaciones meándricas es una caricatura del pintor norteamericano representada en Blancanieves y el Pollock feroz. "El gesto aquí se cosifica. Es un Pollock anestesiado". Y al final el pintor se sincera aunque sabe que todos dicen lo mismo: "Mi mejor obra es la que empezó en los ochenta y llega hasta ahora".
Fotos
En los sesenta cuenta Luis Gordillo que llegó a la foto y al pop. Tomaba temas de las fotografías publicadas en prensa para realizar sus cuadros en esta tendencia artística que causaba furor al otro lado del Atlántico. En la imprenta les cambiaba el color del papel y se lanzó al universo fotocopia. "Uno de mis campos de actuación más importantes es la evolución del color".
En los ochenta usaba las fotos en blanco y negro para modificar los cuadros ya pintados y poco después colocó cristal sobre los lienzos pintados para poder intervenir sobre ellos. Captaba una fotografía, borraba el cristal y vuelta a empezar. "Me interesa mucho el roce entre lo que es automático y lo que es mecánico", asegura. La fotografía se convirtió en eje fundamental y obsesivo en los años siguientes. "Fotografiaba todo el rato el trabajo y el proceso, como van apareciendo las partículas en el lienzo". La ordenación asegura, se volvió obsesiva y así con todas las fotografías organizaba "pequeñas familias, objetivos que forman la historia del cuadro y la posible historia de cuadros futuros". Esto es parte de su "cerebro plástico".
Babelia
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