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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Diálogo con Cuba

Los ministros de Exteriores de la UE se han plegado al realismo y han ofrecido al Gobierno cubano un "diálogo político abierto", sin condiciones previas. Para ello han invitado a una delegación cubana a Bruselas. Reconocen que se ha creado una "situación nueva" con la enfermedad de Fidel Castro y el traspaso de poderes hacia un equipo encabezado por su hermano Raúl. A pesar de la incertidumbre sobre la salud del dictador, los 27 han comprendido la necesidad de establecer una interlocución con el régimen para intentar la liberación de presos políticos como presupuesto para el inicio de una transición política.

El Gobierno español ha visto así avalada en parte su política de diálogo con el régimen castrista. España abrió una interlocución global con los cubanos tras la visita del ministro Moratinos, en la que no habló con los disidentes, dejando esa misión al director general de la zona. Muchos no acudieron a la cita. El Ministerio español de Exteriores ha convocado hoy en Madrid a las organizaciones de exiliados. Es una buena ocasión para una explicación que hasta ahora ha sido insuficiente. Pero lo que plantea la UE es un diálogo también a dos bandas con el Gobierno y con los disidentes, aunque no explicita a qué nivel con cada cual.

España no ha logrado ni que se anulara la posición común de la UE en 1996, que sigue vigente y que impulsó el entonces jefe del Gobierno José María Aznar, ni que se suspendan indefinidamente las sanciones ("medidas") diplomáticas tomadas en 2003 tras el encarcelamiento de 75 disidentes y que quedaron en suspenso en 2005 aunque sin ser formalmente anuladas. En un gesto típicamente europeo, los Veintisiete han optado por no hacer mención ni a 1996 ni a 2003 -de ahí que se pueda considerar que no se plantean condiciones previas-, pese a las reticencias de Gobiernos como el checo y el británico.

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Cuba es una dictadura comunista; una de las últimas. Pero probablemente su evolución y eventual transición no será igual a la de Checoslovaquia, Polonia o Rumania: porque muchos opositores han abandonado la isla y por la existencia a pocos kilómetros de una potencia como EE UU. Aznar alineó la política cubana de la UE con la de Estados Unidos, y lo que se ha hecho estos años es enmendar esa incondicionalidad. Los objetivos son similares: lograr que España y Europa estén en buena posición para ayudar al éxito de una transición pacífica a la democracia. A esa política se la juzgará por los resultados, no por las intenciones.

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