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"Nos atacan porque tomamos la iniciativa"

El general británico Page dirige la ofensiva de la OTAN contra los insurgentes en Afganistán

Miguel González

"Si hay más ataques es porque hemos tomado la iniciativa", alega el general británico Jacko Page, jefe de las tropas de la OTAN en el sur de Afganistán. Desde su cuartel general en el aeropuerto de Kandahar, Page tiene a sus órdenes unos 10.000 soldados, casi un tercio de los 36.700 con los que cuenta la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF). También tiene bajo su responsabilidad seis provincias, incluida la de Helmand, donde se libran los más feroces combates con los talibanes y se encuentran los mayores campos de opio de Afganistán.

"Si somos más activos, no debe extrañar que aumente el número de incidentes y ataques, pero el resultado es que el Gobierno afgano controla más territorio y los talibanes pierden influencia", explica en una conversación con seis medios de comunicación de tres países, incluido EL PAÍS. "Hemos hecho daño de verdad a la insurgencia", concluye.

"Estamos presionando a los talibanes, que ya no tienen capacidad de concentrar fuerzas"
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Los mandos de la ISAF repiten el mismo mensaje: no se ha producido la esperada ofensiva talibán de primavera porque las operaciones lanzadas por la OTAN desde el otoño pasado les han quitado la iniciativa. Ahora, las fuerzas que dependen del general Page están inmersas en la tarea de limpiar de talibanes el valle de Sangin para hacer posible la puesta en funcionamiento de la presa de Kajaki, la mayor obra civil acometida por la comunidad internacional en Afganistán, que suministrará electricidad a 1,7 millones de personas.

"En todos los conflictos, ambas partes aprenden de la experiencia. Nosotros tenemos una comprensión mayor de la situación y estamos desarrollando nuestra capacidad de inteligencia. Pero ellos también han aprendido que no es bueno enfrentarse directamente a nosotros y por eso recurren a IED [artefactos improvisados] o ataques suicidas", argumenta.

A juicio del general Page, la situación de los talibanes es cada vez más débil: tienen crecientes dificultades para reclutar militantes entre la población local, lo que les obliga a recurrir a luchadores extranjeros, y utilizan cada vez más la intimidación con los propios afganos, lo que acabará por privarles de cualquier apoyo popular.

La presencia de extranjeros no significa, sin embargo, que la insurgencia esté controlada por Al Qaeda. "Los pastunes son bastante pragmáticos. No creo que sean un fantoche de Al Qaeda. Otra cosa es que, si están en dificultades, puedan buscar su apoyo", opina.

Respecto al armamento suministrado por Irán, confirma que sus tropas han interceptado dos camiones con armas procedentes del país vecino (minas anticarro, entre ellas), pero evita pronunciarse sobre una presunta implicación del régimen de Teherán. "Hay diversas estructuras de poder en Irán y es difícil saber de dónde vienen; puede que se trate sólo de contrabando", alega.

En su opinión, este episodio demuestra la desesperación de los talibanes, "que se ven obligados a recurrir a un país que no es aliado natural suyo ni mucho menos", añade, en alusión a que la minoría chií de Afganistán fue perseguida por el régimen de los mulás.

Page reconoce que no cuenta con los efectivos previstos en el plan de operaciones y que tiene carencias en algunas capacidades, como los helicópteros, pero evita criticar a los países que, como Alemania, España o Italia, se han negado a llevar sus soldados al sur. "Naturalmente que me gustaría contar con más, pero no me siento constreñido por la falta de tropas", declara. "Al contrario, estamos presionando en varios frentes a los talibanes, que ya no tienen capacidad de concentrar grandes fuerzas. Los afganos tienen más confianza en su Gobierno y se sienten más seguros".

Pese a ello, se niega a aventurar cuánto tiempo será necesario para completar la tarea, a pesar de que las opiniones públicas occidentales se sienten cada vez más impacientes ante el continuo goteo de bajas. "Es un trabajo a largo plazo", responde. "Se trata de que los propios afganos vayan asumiendo sus responsabilidades, y eso no se hace de un día para otro".

Un soldado afgano observa con unos prismáticos durante una patrulla con soldados estadounidenses (al fondo) en Maquor, provincia de Paktia.
Un soldado afgano observa con unos prismáticos durante una patrulla con soldados estadounidenses (al fondo) en Maquor, provincia de Paktia.REUTERS

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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