Mueren siete niños en Afganistán por el bombardeo estadounidense de una escuela
El mando militar dice que tenía informes creíbles de que el recinto cobijaba a militantes de Al Qaeda
Al menos siete niños murieron en un bombardeo contra una mezquita y una madraza (escuela) lanzado por la aviación estadounidense en la provincia afgana de Paktia, al este de Afganistán, en la noche del pasado domingo, según informó el mando militar de la coalición internacional. Éste aseguró que las fuerzas estadounidenses recibieron el permiso para actuar tras recibir informes "creíbles" de que el recinto servía para dar cobijo a "militantes de Al Qaeda". El bombardeo se llevó a cabo en medio del creciente descontento de la población afgana por la muerte de civiles.
Un portavoz militar de EE UU aseguró ayer que, según algunos de los niños que sobrevivieron, los insurgentes les habían obligado a permanecer dentro de la madraza. En el ataque también murieron varios milicianos.
"Habíamos vigilado el recinto durante todo el día y no vimos indicios de que hubiese niños dentro. Éste es un ejemplo de cómo Al Qaeda utiliza a los civiles como escudos, y usa para ello las mezquitas y el estatus de que gozan para quedar a salvo de los ataques", añadió por su parte el portavoz de la coalición internacional, el comandante Chris Belcher.
En Washington, el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, calificó de "tragedia" la muerte de los niños, pero agregó que "hay que entender que los talibanes y otros terroristas intentan transformar en escudos humanos a gente inocente".
Recientemente, se han multiplicado las muertes de civiles en ataques llevados a cabo por las tropas de la coalición. En los últimos tres días han muerto más de 60 en la provincia de Uruzgán, al sur, según fuentes de las autoridades provinciales. A finales del pasado mes de abril murieron víctimas de un bombardeo 51 civiles en la provincia de Herat, al oeste de Afganistán, y pocos días después, el 8 de mayo, otros 21 civiles perdieron la vida en otra operación llevada a cabo en la provincia de Helmand, al sur del país.
Estos hechos han sido calificados por el presidente afgano, Hamid Karzai, de "inaceptables". Las operaciones militares crearon un fuerte malestar hacia las fuerzas internacionales que se concretó en una resolución del Senado afgano, exigiendo el fin de todas las operaciones que no respondan a un ataque previo o que no hayan sido consultadas antes con el Ejército o la policía afganos, informa Efe. Además, las bajas civiles han provocado protestas en la calle pidiendo la dimisión de Karzai y la retirada de las tropas de EE UU.
La ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad) que la OTAN dirige en Afganistán no ha ocultado que los ataques con víctimas civiles de las fuerzas especiales estadounidenses, que no están bajo mando aliado, ponen a la población en su contra y dificultan su mandato.
La operación contra la mezquita, en la que las tropas detuvieron además a dos insurgentes, se produjo en una jornada sangrienta. Los talibanes hicieron estallar una bomba dentro de un autobús en pleno centro de Kabul en el que viajaban decenas de instructores de la policía afgana, cobrándose 24 vidas. Es uno de los mayores atentados cometidos hasta ahora por los talibanes desde la caída del régimen fundamentalista en 2001. La llegada del buen tiempo ha recrudecido los episodios de violencia, con constantes bombardeos, atentados suicidas y combates entre las fuerzas occidentales y los insurgentes afganos. Al menos 6.000 personas han muerto víctimas de la violencia en los últimos 17 meses, de ellas alrededor de 1.500 civiles.
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