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Reportaje:

La sensualidad del asfalto

El pintor hiperrealista Richard Estes exhibesus paisajes urbanos en el Museo Thyssen

A sus 76 años, Richard Estes mantiene un aspecto -y una actitud- jovial. Si se tiene en cuenta que reparte su vida entre Nueva York (su ciudad tótem, donde reside seis meses al año), Maryland (lugar muy apreciado por los ricos para pasar temporadas) y un mes que dedica a viajar quizá se entiende cómo se mantiene así. Aunque, casi con toda seguridad, también tenga algo que ver el hecho de haber permanecido fiel a sí mismo y a su obra. Una coherencia al margen de los vaivenes de las modas.

El hiperrealismo (llamado así en Europa) o fotorrealismo, como se le denomina en Norteamérica, surgió a finales de los años sesenta y vivió su apogeo en la década de los setenta. Richard Estes (Kewance, Illinois, 1932), que fue uno de sus fundadores y uno de sus máximos representantes, siempre se ha mantenido fiel a una pintura obsesionada por el detalle. Desde hoy y hasta el 16 de septiembre, el Museo Thyssen le dedica una exposición

"Desde que tengo memoria he sido oveja negra en el mundo del arte", dice el pintor

-la primera en un museo europeo, si descontamos las muestras que le dedica su galería, Marlborough-

con 38 de sus obras que recorren sus inicios y que llega hasta la actualidad.

La capacidad de seducción inmediata de la ciudad, la sensualidad del detalle, que remite a la pintura del XVII -a Vermeer, que está en la lista de los dioses de Estes-, se muestra en obras como Times Square, 2004; en las panorámicas Vista de Florencia, 1985, Vista de Barcelona, 1988; El Museo Solomon R. Guggenheim, 1979, de Nueva York, y El puente romano de Córdoba, de 1998.

Su atracción irresistible por las superficies reflectantes (la carrocería de un coche, los escaparates, los cristales de un edificio o de un restaurante de comida rápida), que le proporcionan varios ángulos de la imagen -imposible para el ojo humano- está en Autobús con reflejos del edificio Flatiron, 1967-1968, La calle 43 y Broadway, 2005, y Cabinas telefónicas, 1967-1968, obra propiedad del Thyssen cuyas postales son un récord de ventas en el museo madrileño.

"El público ama el impacto de sus vistas", pero una mirada miope que confunda sus cuadros con fotografías ignoraría la complejidad del proceso creativo, advirtió uno de los comisarios de la exposición, Guillermo Solana, junto con Sandro Parmiggiani, conservador general del Palazzo Magnani de Reggio Emilia (Italia), que acogió antes esta exposición. La fotografía -y su manipula-ción- es sólo uno de los materiales que le permiten captar el momento, y el acabado preciso, "una de sus conquistas", anotó Parmiggiani.

Richard Estes se mostró ayer pudoroso y parco en palabras. El primer contacto se limitó a saludar y a dar las gracias. Luego se escondió en su mutismo y dejó hablar a los demás. Pero llegaron las preguntas y con el rostro enrojecido tuvo que responder. Precisó que necesitaba sacar tres horas para visitar el Museo del Prado y contemplar a sus admirados Goya y Velázquez. Y sólo se explayó algo al explicar su lugar en la historia del arte o sobre si era o no el heredero de Edward Hopper. "Desde que tengo memoria he sido una oveja negra en el mundo del arte. Siempre me he sentido así. Hopper es un pintor norteamericano fantástico. Creo que el Thyssen es el único museo que tiene un hopper. También creo que los europeos no conocen los magníficos pintores que había en el siglo XIX en América. No es justo hacer una clasificación por mérito de los artistas porque ninguno puede ser absolutamente constante en su obra. Posiblemente encontraremos unos van goghs malísimos, mientras que se encuentran pinturas maravillosas de pintores que no suenan a nadie". ¿Lo suyo es hiperrealismo, realismo americano? "Todos estos ismos son para la historia del arte. No me importan. Pinto y ya está".

En sus cuadros, sin embargo, algo no es real: la firma de este artista que pinta a contracorriente. Encontrar su sello se convierte en un juego parecido a Buscando a Wally. Hay que descubrirlo entre los infinitos detalles de la obra.

<i>La calle 43 y Broadway</i>, 2005, una de las obras de Richard Estes que se exponen en el Museo Thyssen de Madrid.
La calle 43 y Broadway, 2005, una de las obras de Richard Estes que se exponen en el Museo Thyssen de Madrid.
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