Combates cuerpo a cuerpo en el campo de refugiados de Líbano
Beirut anuncia que un tribunal internacional juzgará a los asesinos de Rafik Hariri
El Ejército libanés está pagando un alto precio en vidas por reducir a los milicianos radicales de Fatah al Islam. Los combates se mantienen cuerpo a cuerpo por los estrechos callejones del campo de refugiados palestinos de Naher el Bared, situado en el norte del país, y el amasijo de escombros a que está quedando reducido el enclave donde vivían 40.000 palestinos. Los combates entraron ayer en su cuarta semana.
Según reconoció un portavoz del Ejército, en el fin de semana han muerto nueve soldados. Son 57 los militares que han perdido la vida desde el 20 de mayo. Las bajas se produjeron el sábado, ya que los cuatro que fallecieron ayer fue a consecuencia de las heridas recibidas el día anterior, cuando el Ejército trató de avanzar por el interior del campamento para estrechar el cerco sobre los rebeldes, que están concentrados en la parte norte.
El centenar de combatientes de Fatah al Islam cortó el paso de los soldados lanzándoles granadas y artefactos explosivos. Cuatro rebeldes murieron y dos civiles palestinos. En total, 31 civiles han perdido la vida en el conflicto desatado por este grupo, que el Gobierno libanés considera más cercano a Siria que a Al Qaeda. Los militantes muertos son oficialmente 50.
En la parte sur del campamento siguen viviendo unas 3.000 personas, la mayoría palestinos de avanzada edad que se niegan a abandonar sus casas y enfrentarse a un nuevo éxodo. Los palestinos residentes en Líbano llegaron en 1948 tras perder la primera guerra contra el nuevo Estado de Israel.
"La situación en el interior de Naher el Bared es dramática, pero los que han huido de los combates y se han refugiado en el campo de Badawi o en otros campos palestinos también están desesperados porque no ven el final de la crisis", afirma Sofía Dedes, de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNWRA).
Tras las fuertes explosiones del sábado, ayer fueron continuas las ráfagas de metralleta y los disparos entre los militantes y las células del Ejército que están en el interior del campo. La delegación que trata de mediar en el conflicto logró entrar en Naher el Bared en un momento de calma, pero el jeque Fati Yakan, uno de los miembros de ésta, indicó posteriormente que no habían visto al líder de Fatah al Islam, el jordano palestino Shaker Absi, sino a un portavoz del grupo. "Esto dificulta la negociación. No sabemos por qué no aparecen los dirigentes", afirmó Yakan.
Por otra parte, el ministro libanés de Justicia, Charles Rizk, anunció la formación del Tribunal Internacional para juzgar a los asesinos del ex primer ministro Rafik Hariri, puesto que ayer se agotó el plazo dado por la ONU para que el Parlamento libanés ratificase la creación de un Tribunal Especial que debería haberles juzgado en Líbano. Aún no se sabe dónde tendrá la sede el Tribunal Internacional, aunque en medios diplomáticos se apunta a Chipre.
El Parlamento libanés se encuentra bloqueado desde noviembre, cuando los ministros de Hezbolá y Amal abandonaron el Gobierno. Sin los diputados de estos partidos, a los que se han unido los del cristiano Michel Aoun, la Cámara no puede convocarse por falta de quórum. Hoy está previsto que se reúna el Consejo superior de Justicia de Líbano para que elabore una lista de 12 magistrados, de la que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon elegirá a los cuatro jueces libaneses que trabajarán junto con los extranjeros designados también por Ban.
Rafik Hariri y otras 22 personas fueron asesinados el 14 de febrero de 2005, en un atentado que la coalición gobernante atribuye al régimen sirio. Nueve sospechosos, incluidos cuatro antiguos jefes pro sirios de los servicios de seguridad libaneses, se encuentran detenidos desde hace dos años.
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