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Entrevista:Saad Hariri | Líder de la mayoría parlamentaria en Líbano

"El problema de Líbano en estos últimos 30 años ha sido la impunidad"

A sus 37 años, Saad Hariri asegura tener sólo "miedo de Dios" y arremete con vehemencia contra el régimen sirio, al que acusa del asesinato de su padre, el ex primer ministro libanés Rafik Hariri, el 14 de febrero de 2005. Casado y con tres hijos, este antiguo empresario de éxito ha dejado a un lado los 4.100 millones de dólares heredados del padre, y ha tomado su testigo político, que pasa por afianzar la soberanía de Líbano y apartarle de la influencia de Siria, una obsesión constante en esta entrevista. Celebrada en el palacio familiar, en el corazón de Beirut, la conversación fue interrumpida por la llegada del embajador de Arabia Saudí, país donde los Hariri se hicieron multimillonarios y que, según los detractores del político, pretende, a la sombra de EE UU, hacerse con la llave de este importante teatro regional.

Pregunta. ¿Qué significa la decisión de la ONU de establecer un Tribunal Especial que investigará el asesinato de su padre?

Respuesta. El problema de Líbano en estos últimos 30 años ha sido la impunidad. Han matado presidentes, primeros ministros, ministros, periodistas, intelectuales y tantos otros y nunca se ha encontrado a los culpables. Cuando mi padre fue asesinado, el muro de miedo que había se derrumbó y millones de personas salieron a la calle a pedir justicia. Tratamos de construir el nuevo Líbano sobre esa base de gente sin miedo.

P. ¿El Tribunal representa el fin de la impunidad libanesa?

R. Sí. No sólo supone un mensaje firme para Líbano, sino para toda la región. La era de los asesinatos y de la interferencia en los Gobiernos de otros países ha terminado. Espero justicia.

P. El domingo acaba el plazo que tenía el Parlamento libanés para ratificar la decisión de la ONU, pero la oposición (chiíes y extremistas cristianos) lo mantiene bloqueado desde noviembre. Sin ratificación será un tribunal internacional, ¿le importa?

R. No, porque la mayoría del Parlamento acepta su formación y lo que está haciendo la oposición es poco democrático.

P. Siria dice que el tribunal ayudará a desestabilizar Líbano.

R. Los sirios son como Nostradamus: predicen el futuro y ven lo que va a pasar sin ellos en Líbano, Palestina o Irak. Acusan a Al Qaeda, pero en Líbano hay una diferencia básica: los atentados de los últimos meses no los ha reivindicado nadie. Al Qaeda se responsabiliza de los suyos y los usa para su propaganda. Esto quiere decir que es el régimen sirio el que busca el caos aquí.

P. ¿Culpa a Siria de las explosiones ocurridas en Líbano?

R. Sí.

P. ¿Y de los combates en el campo de refugiados palestinos de Naher el Bared?

R. El terrorista Shaker al Absi, jefe de Fatah al Islam, era buscado por Jordania por el asesinato del diplomático norteamericano Lawrence Foley, y Siria, después de tenerlo encarcelado [entre 2003 y 2006], lo envió a Naher el Bared en lugar de entregárselo a Jordania. Y no sólo eso. Fatah al Islam se adueñó de la base, las armas y todo lo que tenía Fatah al Intifada, la facción de la que salió y cuyo jefe está en Damasco. Ninguna organización terrorista se hace con las posesiones de otra sin lucha.

P. ¿Teme que los combates de Naher el Bared se extiendan a los otros 11 campos palestinos?

R. No. Todos los palestinos están contra esos terroristas, que no me gusta llamar Fatah al Islam, porque el nombre es una doble mentira: Fatah no representa la voluntad palestina de regresar a sus tierras, ni Islam, la paz que quiere la religión. Esos tipos vienen de Siria. Si quieren liberar algo en nombre del islam, ¿por qué no liberan los Altos del Golán de Israel?

P. La mitad de los 400.000 palestinos residentes en Líbano viven en campos de refugiados en condiciones deplorables. El Gobierno de Fuad Siniora, por primera vez desde 1948, les permite trabajar legalmente en algunos sectores. ¿Está a favor de una mayor integración de los palestinos en Líbano?

R. Creo que hay que descargar de tensión los campos abriéndoles el mercado de trabajo, pero primero hay que llegar por consenso a una ley para que se les trate como a cualquier otro extranjero que busca trabajo. Pero el problema que tenemos con los palestinos no es ése, sino las facciones que están vinculadas a Siria, que tienen campos en los que nadie vive y están llenos de armas, como Kushaia, en la frontera con Siria. El Ejército libanés debe entrar y tomarlos.

P. Usted apoya al Gobierno de Siniora, acusado de mantener una política favorable a EE UU.

R. Eso lo dice Hezbolá, pero son los sirios los que corren detrás de EE UU y los que conversan con Israel. Nosotros apoyamos la iniciativa saudí, que es el plan de la Liga Árabe. El mayor problema de Siria no es Líbano, sino la falta de democracia.

P. ¿Está en contra de las conversaciones que mantiene el Gobierno español con Damasco?

R. No es que esté en contra, pero España es la que ha salido perjudicada. ¿Qué sentido tiene hablar con los terroristas? También podría hablar con Al Qaeda. Los sirios han utilizado a España para hacerse la foto.

P. Todas las instituciones políticas de Líbano están bloqueadas. El presidente no reconoce al Gobierno, ni el Gobierno al presidente, y el Parlamento no se reúne porque la oposición lleva acampada en la calle desde noviembre. ¿Cree que un Gobierno de unidad nacional resolvería la crisis política?

R. He tendido mi mano a la oposición para alcanzar una base común que nos permita avanzar hacia la formación de ese Gobierno de unidad, pero primero tenemos que ponernos de acuerdo sobre el Líbano que queremos. ¿Les autorizará Siria?El asesinato en 2005 del ex primer ministro Rafik Hariri y otras 22 personas en Beirut desató una oleada de protestas

en Líbano para exigir el fin de la presencia militar de Siria, a la que culpan del atentado. El Consejo de Seguridad

de la ONU aprobó el 30 de mayo la formación de un Tribunal Especial que investigará la muerte de Hariri. Su hijo

y heredero político quiere "que los culpables paguen" y que "Líbano se libere de la influencia siria"

Saad Hariri, líder de la mayoría parlamentaria en Líbano, el pasado mayo en Beirut.
Saad Hariri, líder de la mayoría parlamentaria en Líbano, el pasado mayo en Beirut.REUTERS

La familia de la revolución de los cedros

Hijo de campesinos, se fue de Líbano a los 21 años en busca de fortuna en Arabia Saudí y en otros tantos se había convertido en uno de los 100 hombres más ricos del mundo. Rafik Hariri volvió triunfante a un Líbano en ruinas que salía de una penosa guerra civil y decidió que sus excavadoras y sus grúas le cambiaran la cara. En 1992, el constructor saltó a la política como primer ministro, cargo que ocupó hasta 1998 y entre 2000 y 2004.

Pero fue su asesinato, el 14 de febrero de 2005, el que cambió radicalmente Líbano. Al mes, cientos de miles de personas ocupaban las calles para exigir la celebración de elecciones libres y la inmediata retirada de los 14.000 soldados sirios y sus temibles servicios secretos estacionados en Líbano. La llamada revolución de los cedros logró sin violencia y con un fuerte apoyo internacional abanderado por Estados Unidos y la UE que Damasco pusiera fin a 30 años de presencia militar.

Saad Hariri, que hasta entonces permanecía en Arabia Saudí incrementando como empresario la riqueza familiar, se colocó al frente de la movilización cívica y en las elecciones surgidas de ésta su grupo fue el más votado. Obtuvo 39 de los 128 escaños de la Cámara, que junto con otros partidos afines suman 70 diputados. Consciente de su inexperiencia política, este hombre que se define como "suní moderado" dejó el Gobierno en manos de Fuad Siniora. Nadie duda de que pronto se lo arrebatará. Volcado en la política, Saad ha dejado que sea su hermano menor, Ayman, que permanece en el reino saudí, el que administre su fortuna. Cuando Jacques Chirac abandonó el mes pasado el palacio del Elíseo, Ayman Hariri, en nombre de la amistad que unía a su padre con el ex presidente francés, le prestó un piso en el corazón de París hasta que Chirac encuentre su propia vivienda.

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