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Reportaje:El futuro de la empresa familiar

Ventas, sucesiones y traspasos en el seno del clan

Grandes empresas de carácter familiar han atravesado cambios de propiedad en los últimos meses

Las empresas familiares de éxito llegan a convertirse en auténticos conglomerados industriales que facturan millones y emplean a miles de trabajadores. En los últimos meses se han registrado ventas, sucesiones y traspasos en el seno de poderosos clanes familiares con mayor o menor fortuna. Siguen algunos ejemplos.

LLADRÓ Un caso atípico

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Sólo un tercio de las empresas familiares supera el tránsito a la tercera generación

La empresa de porcelanas fundada por los hermanos Juan, José y Vicente Lladró en 1953 facturó en torno a 130 millones de euros en su división de regalo en 2005. Y registró pérdidas. Pero los tres hermanos levantaron un imperio a partir del éxito de las figuras de porcelana que ahora se llama Soidigei y tiene tres divisiones: Lladró Comercial, Rosal y Zabor. Los hermanos fundadores cedieron a sus hijos el control de la empresa a finales de 2003. Los primos tomaron el poder en la segunda generación. Pero la familia acaba de reorganizar la titularidad de sus negocios. Por primera vez Lladró Comercial, el producto asociado al apellido familiar, tiene un liderazgo inequívoco encarnado en Rosa Lladró, hija de Juan. Su primera decisión: prescindir del ejecutivo francés que contrató como consejero delegado para reflotar el negocio.

SERRATOSA Reglas estrictas

Emilio Serratosa estableció un estricto protocolo familiar en el seno de Nefinsa, la sociedad financiera que compartía con sus tres hijos y dos hijas para gestionar los negocios de la familia, cuando se casó en segundas nupcias hace más de dos décadas. Fue un precursor. Nefinsa controla el 44% de Uralita, que cotiza en bolsa, el 75% de Air Nostrum y un 20% de Clickair. La facturación de Nefinsa superó los 1.600 millones de euros en 2006. Pablo, Ana y Begoña Serratosa abandonaron la sociedad familiar el mes pasado. Las reglas familiares establecen que el grupo dispondrá de la liquidez suficiente para afrontar la compra de, al menos, el 55% del capital. Nefinsa era cosa de seis. Ahora es cosa de tres. Pero parece la misma.

PORCELANOSA Socios estables

El Grupo Porcelanosa facturó más de 1.300 millones de euros en 2006. La repentina muerte de José Soriano, presidente fundador de la sociedad junto a Héctor Colonques, fue asumida sin complicaciones por sus socios y herederos por dos razones fundamentales. En primer lugar, las dos hijas de Soriano, María José y Sonia, ya estaban incorporadas a la gestión interna del grupo. En segundo lugar, la relación societaria de las familias Soriano y Colonques, no ha hecho más que afianzarse desde el convencimiento de que uno de los elementos clave para la solidez del grupo es su dimensión y potencial. Todo ello unido al éxito de la empresa. Héctor Colonques también ha implicado de forma decisiva en la gestión del Grupo Porcelanosa a sus hijos Manuel y Héctor.

LUBASA Ahora, Obinesa

La empresa constructora de Luis Batalla se ha transformado en un grupo que incluye divisiones de edificación, obra civil, promoción inmobiliaria, gestión de residuos, una empresa azulejera, incluso concesionarios de automóviles. Cuando Luis Batalla pasó a segunda fila para que Lubasa pudiera seguir optando a contratos con las administraciones públicas, dos de sus tres hijos estaban implicados en la gestión del grupo. Luis Enrique controlaba la azulejera Saloni y Gabriel la constructora Lubasa. El reparto posterior a la salida del fundador ha llevado aparejada la entrada de nuevas formas de gestión con la contratación de nuevos profesionales que pugnan por puestos de responsabilidad que hasta ahora recaían en personas de absoluta confianza del presidente del grupo. La reorganización ha dado paso a un grupo empresarial consolidado, denominado Obinesa, cuya factura conjunta rozaba los 900 millones de euros en 2006. Lía, la tercera hija de Luis Batalla, pertenece al consejo pero carece de facultades ejecutivas

PAMESA Los hijos no quieren

Fernando Roig, presidente de la azulejera Pamesa, acaba de vender un negocio que facturó más de 170 millones de euros el año pasado y otras dos sociedades vinculadas a la industria cerámica porque sus hijos no están interesados en conservar la empresa. Están mucho más interesados en otras líneas de negocio relacionadas con el ámbito deportivo. Fernando Roig es presidente del club de fútbol Villareal y acaba de asumir la presidencia de la sociedad que organizará el Campeonato de Europa de Fórmula 1 que debe celebrarse en Valencia. Fernando Roig también tiene intereses en el sector energético a través de Renomar, adjudicataria de parques eólicos, y a través de Encersa, empresa comercializadora de gas.

VIUDA DE GIMENO Familia de empresarios

Si los hijos no son como los padres, los primos son menos parecidos aún a los hermanos. Así, en el caso del grupo de la Viuda de Gimeno el paso de la primera generación a la segunda fue tranquilo y se limitó a un reparto de responsabilidades entre las empresas del grupo en el que comenzaron a implicarse, como trabajadores, los hermanos hijos del fundador. Sin embargo, los primos, después de formarse profesionalmente en el grupo familiar han optado por desmembrar el enjambre de diez empresas que han heredado. El grupo Gimeno abarcaba la gestión de concesiones de agua potable, gestión de residuos, construcción, servicios turísticos y servicios a armadores y operadores marítimos. Las familias han disuelto el bloque y se han repartido las empresas. La empresa familiar ha derivado en una familia de empresarios.

KELME Una marca a la venta

El pequeño taller de calzado de los hermanos José y Diego Quiles se convirtió en plataforma de lanzamiento de la marca Kelme en 1977. El taller se transformó en una multinacional que reforzó su posición en el mercado a través de numerosos patrocinios y la extensión de la marca del calzado a la ropa deportiva. Kelme facturó 55 millones de euros en 1999, cuando sus filiales se extendían desde Brasil a Rusia o Estados Unidos. Pero las ventas cayeron. En 2002, la facturación fue de 38 millones de euros. Y la genialidad de los hermanos Quiles para consolidar una marca no se tradujo en talento como gestores. El Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) tutela el negocio desde 2002, cuando avaló un crédito de nueve millones de euros que permitió a Kelme esquivar la suspensión de pagos. Ejecutivos externos de confianza de la Generalitat gestionan la empresa desde hace cinco años. Los herederos se han ido desvinculado del negocio. Los hermanos Quiles aún son propietarios y apostaron por vender la empresa al multimillonario murciano Evedasto Linfante, quien garantizó que mantendría al centenar de trabajadores que todavía emplea Kelme. Pero el IVF baraja otras opciones, la de un fondo que impulsa la propia Generalitat y la de un fondo alemán que cotiza en Francfort.

Información realizada por Miguel Olivares, María Fabra y Rosa Biot

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