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Turquía establece "zonas de seguridad" en la frontera con Irak

El Ejército turco pone en marcha maniobras con fuego real en tres provincias del sureste

Juan Carlos Sanz

El Ejército turco estableció ayer "zonas de seguridad" cerradas a los civiles en áreas montañosas de la frontera con Irak. La prohibición militar -decretada a partir de mañana y que durará hasta el próximo 9 de septiembre- viene acompañada de grandes maniobras con fuego real en la región, donde las fuerzas de seguridad turcas tratan de impedir la entrada de guerrilleros separatistas kurdos desde sus bases en el vecino territorio iraquí.

Ankara intenta prevenir la infiltración de rebeldes kurdos desde el norte iraquí

La tensión desatada en el sureste de Anatolia, donde un ataque de las milicias independentistas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) causó la semana pasada la muerte de ocho gendarmes, amenaza con trasladarse hacia el norte de Irak.

En una operación militar sin precedentes desde hace una década, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas ha establecido una zona de seguridad que recorre una franja fronteriza a lo largo de las provincias de Sirnak, Siirt y Hakkari.

Para acceder a estas zonas será necesario atravesar sucesivos controles de las fuerzas de seguridad. Turquía intenta prevenir la infiltración de rebeldes kurdos desde las abruptas montañas del Qandil, una vez completado el deshielo al final de la primavera hacia las llanuras del río Tigris. Entre 3.000 y 5.000 combatientes del PKK se refugian en esa región montañosa del norte de Irak desde 1999, cuando el líder de la guerrilla, Abdulá Ocalan, fue detenido y llamó a un alto el fuego. La caída del régimen de Sadam Husein, depuesto por la intervención militar estadounidense de 2003, contribuyó a afianzar la autonomía del Kurdistán iraquí, donde los combatientes del PKK son vistos con simpatía por las autoridades locales y reciben el apoyo de la población civil del norte de Irak.

El PKK se alzó en armas en 1984 contra el poder central de Ankara. Desde entonces, más de 35.000 personas han muerto en acciones terroristas y en enfrentamientos violentos entre las fuerzas de seguridad y la guerrilla separatista kurda.

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Decenas de miles de soldados turcos, apoyados por carros de combate y artillería pesada, se han concentrado a lo largo del último mes en la frontera con Irak, en uno de los mayores despliegues militares de la reciente historia turca.

Las maniobras de las Fuerzas Armadas comenzaron ayer en Cizre, la principal población fronteriza de la provincia de Sirnak en la carretera que conduce hacia la frontera iraquí. Una columna de carros de combate, blindados y vehículos militares se desplegó en las orillas de río Tigris, mientras unidades de artillería abrían fuego sobre objetivos situados en un valle desértico.

El primer ministro turco, el islamista moderado Recep Tayyip Erdogan, recordó ayer en una entrevista televisada que el Ejército precisa de la autorización del Parlamento de Ankara antes de lanzar una incursión fuera de sus fronteras. El periodo de sesiones de la Cámara ya ha finalizado y los diputados no tienen previsto reunirse antes de la celebración de las elecciones legislativas, que han sido convocadas para el próximo 22 de julio.

Una información difundida el miércoles por la agencia Associated Press aseguraba que varios miles de soldados turcos habían penetrado varios kilómetros en territorio iraquí. La noticia fue desmentida más tarde por el Ejército y por el propio ministro de Exteriores turco, Abdulá Gül. Pero los mercados financieros se resintieron ayer de los rumores de la víspera. Los inversores extranjeros temen que una aventura militar turca en Irak acabe por arruinar el acercamiento del Gobierno de Ankara a la Unión Europea.

El Estado Mayor del Ejército aseguró ayer en un comunicado que el despliegue desarrollado en la frontera con Irak estaba programado de antemano y forma parte del dispositivo habitual de lucha antiterrorista.

Las operaciones de castigo en caliente contra el PKK en zonas fronterizas del norte de Irak suelen sucederse a lo largo del verano, cuando las carreteras de montaña permanecen accesibles. Turquía mantiene un contingente de interposición de varios centenares de soldados en el norte de Irak desde 1996, cuando los enfrentamientos entre los partidarios de líder kurdo iraquí Yalal Talabani, actual presidente iraquí, y de Masud Barzani, actual presidente regional del Kurdistán iraquí, desembocaron en una sangrienta guerra civil. Precisamente Barzani rechazó ayer las condiciones fijadas por el Gobierno turco para iniciar unas conversaciones destinadas a desalojar a los guerrilleros del PKK del norte de Irak. "Una invasión turca no sería un ataque contra los kurdos, sino un ataque contra la soberanía iraquí", advirtió Barzani.

Estados Unidos, que acaba de ceder el control de la seguridad en el norte de Irak a los peshmergas o milicias kurdas integradas en el nuevo Ejército regular iraquí, piensa lo mismo.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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