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Reportaje:Las consecuencias del 27-M

El recuerdo del pacto de 1999 sobrevuela el futuro de Baleares

Unió Mallorquina se alió con los partidos de izquierdas hace ocho años tras una larga negociación que dejó al PP en la oposición

El 27-M ha llevado la incertidumbre a Baleares. Hay un triángulo en escena: dos hombres que fueron presidentes y quieren serlo otra vez, Jaume Matas (PP) y Francesc Antich (PSOE), esperan la decisión del árbitro, Maria Antònia Munar, (UM), presidenta del Consell de Mallorca desde hace 12 años, y la única que tiene claro su futuro, fija en el cartel. Es la misma situación de hace ocho años. Nadie sabe aún si el desenlace será el mismo.

"Por favor, convenced a Maria Antònia Munar para que apoye al PP y a Jaume Matas porque Unió Mallorquina (UM) no puede pactar con el PSOE el Gobierno de Baleares. Llamadla, haced algo vosotros que podéis. A mí ya no me hace caso". Un banquero de Mallorca recibió en julio de 1999 esta llamada de auxilio cuando estaba en un aeropuerto de China. Su interlocutor era un hombre de negocios de Palma, que creía agotada su capacidad de influencia para frenar un vuelco político. Hoteleros, constructores, se alzaron entonces en pie de guerra pero hoy, cuando se puede repetir la misma situación tras los resultados del pasado 27-M, no son beligerantes.

Un empresario llamó a un banquero para que evitara un Gobierno balear de socialistas
Aznar ofreció en 1999 una inversión de 600 millones, pero UM rechazó apoyar al PP
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Una batalla sorda

Las islas, dominadas por los conservadores con una mayoría casi inamovible, tuvieron en 1999 un presidente socialista, Francesc Antich, que inventó la ecotasa de un euro por noche para cada turista y que formó un Ejecutivo con los comunistas en Trabajo, los verdes en Medio Ambiente y los nacionalistas, en Cultura y Agricultura.

Se llamó Pacto de Progreso y fue posible gracias al apoyo de Munar y su partido, Unió Mallorquina. En el tiempo que se mantuvo en el poder, hasta 2003, paralizó autopistas, urbanizaciones, campos de golf y puertos deportivos, compró fincas y creó parques naturales. A algunos no les gustó aquel Ejecutivo: "No acepto que el voto de un camarero pueda parar mis proyectos de cientos de millones de euros", sostenía entonces un banquero promotor.

El PP de Matas recuperó el poder en 2003 con mayoría absoluta y rehizo todo aquello que sus adversarios paralizaron, pero ocho años después, otro escenario de posible cambio, casi idéntico al de 1999, se repite. Matas se ha quedado estas elecciones pasadas de nuevo sin la mayoría absoluta para mandar en Baleares, Mallorca y Palma y un pacto de todos los partidos minoritarios suma más votos que el PP.

En 1999, esa posibilidad matemática se convirtió en un gobierno de cuatro años gracias a un pacto basado en un documento de 10.369 palabras y 24 folios. "En 1999 escribimos mucho, parecía un memorando clandestino", relata uno de los protagonistas. Las reuniones, que tenían que poner de acuerdo a seis partidos, se celebraron con muchos cafés, cigarrillos, idas y venidas, alguna voz más alta que otra y algún sacrificio personal. "Un sindicalista, que salió senador del pacto, subía mucho el tono pero así moderó a los suyos", recuerda.

Así, el 19 de julio de 1999, un mes después de las elecciones, UM dio luz verde a la "gobernabilidad" con el PSOE. El hotel María Cristina de la playa de Palma, una oficina palmesana en Los Geráneos de Palma del PSOE y el mesón popular de can Mateu de Algaida habían sido los escenarios de las conversaciones. El PP recibía en la presidencia del Gobierno y UM en su sede.

"Al final se sumaron las partidas presupuestarias y se midieron las porciones de poder", reconoce uno de los negociadores de la izquierda. "El que sea elegido presidente verá rápido si va a serlo en la mirada de su socio principal. La presidenta de UM, Munar, evidencia por qué opta, sin rodeos, para bien o para mal. Nada más sentarte ante ella sabes de qué irá".

En la negociación actual, los antiguos interlocutores de la izquierda se han apartado. Antich, del PSOE, no se deja asesorar por los gestores del primer pacto (Celestí Alomar, Damià Cànoves y Antoni Garcías). En UM, Munar se apoya en los mismos, silentes, Antoni Pascual, Tomeu Vicens, Miquel Nadal, que pesan más.

"Los encuentros de trabajo no han de ser de más de dos horas, sin pausas, con tres o cuatro interlocutores por banda. A ratos, y al cerrar, cuando las áreas y los nombres están definidos, trabajan los dos líderes a solas", explica uno de los negociadores. "UM sólo quiere ver a los grandes".

Antich lanzó esta vez la propuesta pública de gobierno, tras la reivindicación hecha por el PP de su derecho a intentar detentar la autoridad por ser la lista más votada. En Unió Mallorquina recuerdan que en la anterior ocasión, el socialista envió una carta negociadora y una foto llamativa, la de todos los diputados del abanico de izquierdas juntos: PSOE, PSM de Mallorca y Menorca, Esquerra Unida y Els Verds (ahora Bloc por Mallorca), más progresistas de PSOE-Eivissa pel Canvi.

En 1999, mientras Munar y Antich iban acercándose y sellando su coalición de hecho, Matas, intentó frenar el Pacto de Progreso. Buscó la ayuda del lobby empresarial y se hizo con cartas ganadoras, como las ofertas de inversiones del Gobierno de Aznar para tentar a Munar. Ahora el presupuesto hasta 2008 lo tiene el PSOE.

"Matas me llamó en julio de 1999, me citó una tarde, a su despacho oficial y me insistió para que convenciera a UM y Munar para que pactáramos con el PP, que no diéramos el vuelco, que no se entendería. Fue insistente pero no amable. Era su último envite", recuerda un político nacionalista. "En nombre del Gobierno, Aznar me aseguró una inversión extra de 600 millones de euros del Estado. El secretario general del PP, Javier Arenas, vendría a firmar el compromiso. Además, el PP cedía a UM la presidencia de la caja de ahorros Sa Nostra, un magistrado del Tribunal Superior de Baleares, un senador...".

Munar advirtió rápido a Javier Arenas de que todo era inútil: "No vale la pena el viaje de Madrid a Palma, no firmaremos su pacto. Ni siquiera negociaremos". Anoche Matas declaró en rueda de prensa que tendrá que hacer "evidentes renuncias" en su negociación con UM.

Maria Antònia Munar y Francesc Antich, después de formalizarse el pacto de 1999.
Maria Antònia Munar y Francesc Antich, después de formalizarse el pacto de 1999.EFE

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