Instituciones Penitenciarias traslada al etarra De Juana a la prisión de Aranjuez

El preso de ETA Iñaki de Juana abandonó ayer a las 13.20 el hospital Donostia, donde estaba ingresado desde el 1 de marzo, en una ambulancia y custodiado por la policía. Instituciones Penitenciarias ordenó su traslado a la cárcel madrileña de Aranjuez para cumplir los 14 meses que le restan de los tres años a los que fue condenado por un delito de amenazas y enaltecimiento del terrorismo. El PP, por boca de su dirigente Ignacio Astarloa, aplaudió el "cambio de criterio" del Gobierno, pero criticó el "retraso imperdonable" de esta medida y precisó que "aún queda mucho por hacer". El juez central de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional avaló en un auto la decisión de Prisiones por "haber desaparecido el riesgo de muerte".

El letrado de De Juana indicó el pasado sábado que la forma de cumplimiento de lo que le resta de condena al etarra ya estaba resuelta en la resolución del pasado 28 de febrero de Instituciones Penitenciarias, avalada por el juez central de Vigilancia Penitenciaria, José Luis Castro. Pero ayer mismo Castro avaló en un segundo auto la decisión de Instituciones Penitenciarias de trasladar al etarra a Aranjuez "por haber desaparecido el riesgo de muerte" y por ser compatible con el modelo de ejecución de la sentencia definido en febrero.

"La actuación de este juez es insostenible desde el punto de vista jurídico: en el auto de marzo decía que en cuanto recibiese el alta De Juana se fuese a su casa; nos engaña cuando dice ahora que el traslado a la cárcel se ajusta al auto de marzo", criticó el diputado del PP Alejandro Ballestero.En ese auto del 1 de marzo el juez indicó, en efecto, que "después de causar alta, [De Juana] permanecerá en su domicilio, con el horario que se determine, con seguimiento telemático continuado". Pero el etarra sólo tiene el alta "hospitalaria", no el alta "médica".

Enviar al preso a su casa era una de las posibilidades que se barajaban la semana pasada, junto a la de trasladarlo a la enfermería de la prisión de Martutene, centro del que dependía desde que ingresó en el hospital Donostia el 1 de marzo para cumplir su condena en régimen de prisión atenuada. Ese mismo día, De Juana abandonó la huelga de hambre.

Antes de ser introducido en la ambulancia que le trasladó ayer a la prisión madrileña Madrid VI (Aranjuez), bajo una estrecha vigilancia de coches policiales camuflados y dos furgonetas de la Ertzaintza, el etarra recibió la visita de su novia, Irati Aranzabal, con la que en los últimos meses ha realizado paseos y salidas del hospital. El mismo día que ETA anunciaba la ruptura del alto el fuego, Arnaldo Otegi visitó también a De Juana.

La víspera del alta hospitalaria, que lleva fecha del pasado martes, dos médicos de Instituciones Penitenciarias se citaron con los tres médicos que han realizado el seguimiento al preso. Desaparecido "el riesgo de muerte", los médicos han propuesto un tratamiento que puede seguir en la cárcel, con ejercicios aeróbicos y salidas para "revisiones en medicina interna, traumatología, psiquiatría y otras atenciones especializadas". De Juana no tiene aún el alta médica, según el auto del juez de Vigilancia, porque persisten "problemas de salud" por la huelga de hambre, pero no de la "entidad suficiente" para que siga en el hospital.

El fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, informó que el traslado le parecía correcto, pero que De Juana debería ir a la enfermería de la prisión por tener el "alta hospitalaria" y no el "alta médica". Y ordenó que, si el etarra vuelve a ponerse en huelga de hambre, se adopten las "medidas necesarias para impedirlo".

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, reconoció en la cadena SER que con la decisión de ETA de retomar las armas las "circunstancias" han cambiado, lo que conlleva que ahora el Estado debe ser "firme e inteligente". Al final, lo que el Gobierno ha decidido aplicar a De Juana, el mismo día en el que ETA ya tiene "todos sus frentes abiertos", es la política de dispersión que el Ejecutivo mantiene con los presos de la banda.