Las Bolsas europeas caen por el temor a nuevas subidas de los tipos de interés
El BCE aprueba el alza al 4% y abre la puerta a más incrementos para contener la inflación
El Banco Central Europeo (BCE) aprobó ayer en Francfort una subida del 0,25% del tipo central de interés en la zona euro, que llega ahora al 4%, el más alto desde septiembre de 2001. El incremento se daba por hecho en las Bolsas europeas desde hace meses. Pero de las palabras con las que el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, acompañó esta decisión, dedujeron que habrá nuevas subidas. Y la caída, alentada también por la evolución de la economía estadounidense, se generalizó, con la Bolsa española en cabeza: el Ibex 35 perdió ayer un 2,5% y bajó de los 15.000 puntos.
Todos los valores incluidos en el Ibex 35, que cayó un 2,5%, registraron pérdidas
La subida aprobada ayer por el Banco Central Europeo es la octava consecutiva desde diciembre de 2005, cuando la autoridad monetaria empezó a incrementar los tipos de interés para mantener la inflación a raya y lo más cerca posible su objetivo confeso: una subida anual de los precios en la zona euro que no supere el 2%.
Los mercados bursátiles habían descontado ya que el tipo de interés se situaría ahora en el 4%: la duda estribaba en si la escalada acabaría este año en el 4,25% o en el 4,5%. Ayer, tras la declaración de Trichet, la mayoría se decantó por concluir con que habrá una subida en septiembre y otra a fin de año, para alcanzar el 4,5%. Un análisis que impulsó la caída de las Bolsas europeas: el alza de tipos contrae el consumo, encarece la inversión y quita combustible al acelerón económico de la UE.
Trichet, el cancerbero de la estabilidad de precios en la eurozona, justificó el alza aprobada ayer: "La decisión contribuirá a asegurar a medio y largo plazo las expectativas de inflación en la zona euro, sólidamente anclada en niveles de estabilidad de precios. Este anclaje es el prerrequisito para una política monetaria que contribuya a un crecimiento económico sostenible".
El presidente del BCE sostuvo que la subida es "acomodaticia", lo que implica que permitiría aún condiciones favorables para un crecimiento vigoroso del crédito y el dinero. No obstante, advirtió: "El consejo de gobierno seguirá de cerca la evolución para asegurar que no se materialicen a medio plazo los riesgos para la estabilidad de precios". Los riesgos los ve el BCE ante todo en las economías domésticas e insiste, como siempre, en el peligro de subidas salariales superiores a lo esperado. En el exterior, el peligro procede de alzas inesperadas del precio del petróleo.
El BCE aseguró también que hará un seguimiento "muy cuidadoso" del crecimiento de la masa dineraria en circulación: el M3, el dinero circulante y el que tiene una liquidez de hasta dos años, alcanzó una tasa anual del 10,4% en abril. Para cerrar su argumentación, la autoridad monetaria publicó sus últimas previsiones para este año con modificaciones al alza de la expansión del PIB (del 2,5% al 2,6%) y de la inflación (del 1,8% al 2%) en la zona euro para 2007.
Con el escenario descrito por Trichet, los expertos consultados por diversas agencias de información, coincidieron en vaticinar una subida del 4,5% este año, aunque hay discrepancias sobre sus efectos. Para el jefe de la comisión de los cinco sabios encargados de dictaminar sobre la economía alemana, Bert Rürup, no hay riesgos para la recuperación que vive el país, locomotora del crecimiento europeo: "Las subidas de tipos serían peligrosas si Estados Unidos cayera en una recesión y el euro se revaluara mucho, pero este peligro me parece muy bajo". Por el contrario, el economista de los sindicatos alemanes Gustav Horn fue crítico con la decisión: "Estamos al comienzo de un crecimiento económico fuerte. Considero absolutamente equivocado echar el freno de nuevo antes de tiempo".
El discurso de Trichet y las señales negativas de la economía estadounidense deprimieron el ánimo de las principales plazas bursátiles europeas, que ya habían empezado la jornada a la baja, contagiadas por el cierre negativo de Wall Street el día anterior. El miércoles, el presidente de la Reserva Federal estadounidense, Ben Bernanke, había advertido sobre un efecto prolongado de los problemas del mercado inmobiliario sobre el conjunto de la economía. Ayer, en consonancia con ese discurso, la Casa Blanca, rebajó del 2,9% al 2,3% su previsión de crecimiento económico para este año.
Pero no fue la revisión oficial del crecimiento la que alimentó nuevas bajadas en las Bolsas, sino las noticias sobre el incremento de los salarios en el primer trimestre (1,8%, cinco décimas más que lo que esperaban los analistas) y el alza continua del petróleo (el barril de brent supera los 70 dólares). Con estos datos, y la previsión de un repunte económico a partir de 2008 (la Casa Blanca vaticina más de un 3%), los mercados bursátiles interpretaron que habrá más inflación y que el margen para un descenso de tipos en EE UU (llevan al 5,25% desde hace un año), es cada vez más exiguo.
La combinación de todos estos factores, con las recientes caídas en la Bolsa china como telón de fondo, impulsó un descenso generalizado en los principales índices. "El principal detonante son los temores inflacionistas, y las tensiones en los tipos de la deuda a largo plazo hacen pensar en un cambio de percepción en la política monetaria de los principales bancos centrales. Es un temor que se había subestimado y que ahora ha resurgido", sintetizó José Luis Martínez, estratega de Citigroup.
El Ibex 35 se apuntó el mayor recorte entre las principales plazas europeas y cedió un 2,52% para acabar la jornada en 14.928,80 puntos. En Francfort, el descenso fue del 2,4%, mientras París y Londres acumularon un 1,66% cada una. Al cierre de esta edición, Wall Street perdía más de un 0,8%.
Todos los valores del índice de referencia español cosecharon pérdidas. Constructoras y eléctricas, los valores que concentran mayor volumen de negocio en los últimos meses, se llevaron la peor parte: Sacyr cayó un 5,26%; Acciona, un 4,94%; Iberdrola, un 4,13%, y FCC, un 4,06%.
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