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La plaza Reial de Barcelona acogerá 300 esculturas de basura reciclada

"Producimos basura y nos convertimos en basura". Éste es el lema artístico del alemán Ha Schult (Berlín, 1939), pionero en el activismo mediambiental a través del arte. Su proyecto más conocido son los Trash people, (gente basura), esculturas realizadas con material reciclado, que entre otros escenarios emblemáticos se han expuesto en la plaza del Popolo de Roma, la de San Marcos en Venecia, la plaza Roja de Moscú, la muralla China y frente a las pirámides egipcias. Desde mañana y hasta el 9 de junio, 300 de estas figuras de 180 centímetros de altura ocuparán la Plaza Reial de Barcelona, en el marco de la segunda edición de la Semana del Medioambiente de Ciutat Vella.

Los Trash people fueron creados en 1996 por Schult y medio centenar de colaboradores procedentes de toda Europa. Para su realización se utilizaron cinco toneladas de basura, como latas de refrescos, cables, piezas de ordenadores y material orgánico. Para el ideólogo del proyecto, un valor añadido de las esculturas radica en la pluralidad de artistas participantes en su producción, lo que les da singularidad. Este peculiar ejército de desechos está compuesto por un millar de figuras.

Las 300 que se han trasladado a Barcelona se colocarán en el centro de la plaza Reial, con suficiente separación como para que la gente pueda circular entre ellas. "Los Trash people y nosotros no somos tan diferentes", explica Schult, que el año pasado participó en una de las mesas redondas del festival barcelonés de reciclaje creativo Drap Art. Fue entonces cuando se enamoró de Barcelona y empezó a planear el desembarco en la ciudad de sus criaturas, que ha podido materializarse por la implicación del Ayuntamiento de la capital catalana y la mediación de Drap Art.

Concienciación ecologista

El largo recorrido de Schult en la concienciación ecologista desde el terreno creativo se inició en 1969. "Ese año salí a la calle para proclamar que el arte es tan importante como la recogida de la basura", indica el artista, convencido de que vivimos "en la era de los residuos, y no estamos tratando demasiado bien un planeta que tan sólo tenemos en préstamo".

Su trabajo se ha visto en numerosos museos, pero siente especial preferencia por el espacio público. "El arte debe estar donde ocurre la vida. En las calles, en las plazas, en busca de un diálogo con las personas y también con los políticos". Su dilatada carrera está llena de obras emblemáticas. Entre las que más aprecia, Shult destaca una gran construcción en Berlín, al aire libre, hecha con 100.000 cartas de amor. Un edificio efímero con los retratos de personas "que han pagado sus sueños con la vida" y un concierto en el mayor vertedero de los Estados Unidos son otras de sus creaciones. Después de visitar Barcelona, sus Trash people se expondrán en Nueva York.

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