Las quejas contra los excesos de seguridad llegan hasta el Constitucional de Alemania
El Gobierno de Berlín niega la acreditación para asistir a la cumbre a más de 20 periodistas
Una ola de histeria parece haber hecho presa de las autoridades alemanas ante el riesgo de que la cumbre del G 8, que se celebrará del 6 al 8 de junio en el balneario báltico de Heiligendamm, atraiga a manifestantes violentos para entorpecer el desarrollo de la reunión de los dirigentes de los siete países más ricos del mundo más Rusia. En torno al hotel donde se celebrará la cumbre se ha levantado una valla metálica de 12 kilómetros y 2,5 metros de altura coronada por alambre de agudas cuchillas que ha costado 12,5 millones de euros. Siguió la prohibición policial de manifestarse en cinco kilómetros a la redonda del lugar de la cumbre. Los dirigentes de la protesta consiguieron que un tribunal redujese esa distancia a 200 metros, pero otro falló en contra y dio la razón a la policía. Ahora la pelota está en manos del Tribunal Federal Constitucional, que en reunión de urgencia tendrá que fallar sobre la distancia de la manifestación tras una demanda de uno de los grupos organizadores.
Para completar la faena, la Oficina Federal de Prensa (BPA) retiró o negó la acreditación a "unas dos docenas de periodistas" de un total de 4.500 acreditados. Entre los que perdieron la acreditación está un redactor del diario izquierdista berlinés Die Tageszeitung, que ayer apareció con este titular en primera plana a toda página: Censura de prensa en el G 8. El periódico amenazó con recurrir a los tribunales para conseguir la acreditación de su periodista. A primera hora de la tarde, la BPA le devolvió la acreditación.
En la conferencia de prensa, los periodistas acosaron ayer al portavoz del Gobierno federal, Ulrich Wilhelm, que echó el muerto a los servicios secretos y dijo que la BPA se limita a cumplir con lo que esos organismos le dicen para el procedimiento de acreditación. No pudo el portavoz decir con qué criterios se negaron las acreditaciones. Tampoco supo responder a si los periodistas de EE UU habían sido sometidos al mismo proceso de acreditación que los del resto. Todo indica que las autoridades alemanas han aceptado, sin más, las acreditaciones de estadounidenses aprobadas por las autoridades de aquel país.
Todas las medidas represivas han provocado gran polémica en Alemania. Hasta algunos ministros del Interior -socialdemócratas- de los Estados federados han criticado estos excesos porque creen que se socava la Constitución. En un primer examen se puede constatar la violación de varios derechos fundamentales: violación del secreto de correspondencia, libertad de información y derecho a manifestarse pacíficamente. Los organizadores de las protestas argumentan que no tiene sentido si se realizan a cinco kilómetros de la cumbre.
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