Ayuntamientos inviables
La mitad de los alcaldes gallegos dependen en un 70% de la subvención porque apenas cobran impuestos municipales
La mitad de los ayuntamientos gallegos son económicamente inviables y sus presupuestos se financian, en un 70%, con las subvenciones de otros organismos públicos. Sus alcaldes bien podrían denominarse conseguidores de subsidios. Apenas cobran impuestos a sus vecinos y obtienen el dinero de su Diputación o de la Xunta. Un estudio elaborado por el Consello de Contas de Galicia revela que estos 159 ayuntamientos (el 50,4% de los de Galicia) tienen impuestos municipales un 60% más baratos que la media española.
Son, en su mayoría, municipios pequeños, de menos de 5.000 habitantes que, objetivamente, requerirían de un rediseño en el mapa municipal: fusiones o alianzas en verdaderas mancomunidades de servicios. El asunto es clave para entender la dependencia política de los ayuntamientos gallegos. Pero no ha sido tema de campaña.
Dos tercios de los 315 municipios gallegos tienen menos de 5.000 habitantes
"Claro que la dimensión y población de los ayuntamientos gallegos es anacrónica. Pero a ver quién se atreve a decir ahora que va a eliminar o fusionar ayuntamientos en Galicia", analiza Xaquín Álvarez Corbacho, consejero responsable de la auditoría municipal en el Consello de Contas de Galicia.
Santiago Lago, economista investigador de la financiación municipal, es el coordinador del estudio presentado esta semana sobre Los problemas de los ayuntamientos; el pacto local (Editorial Fundación 10 de Marzo). "En tamaño, los ayuntamientos gallegos no son tan pequeños con respecto a la media española. El problema, en los pequeños y en los grandes, es la abstinencia fiscal: no cobran impuestos", revela el profesor de la Universidad de Vigo. La realidad es tan chocante que lo que resulta extraño es que Xunta, diputaciones y Gobierno central sigan financiando proyectos en municipios que no realizan su propio esfuerzo fiscal.
Dos terceras partes de los ayuntamientos gallegos tiene menos de 5.000 habitantes empadronados: son los ciudadanos españoles que menos impuestos municipales pagan. Los últimos datos disponibles indican que, mientras el alcalde medio de un pueblo pequeño de España (de menos de 5.000 habitantes) recauda 971 euros por cada empadronado, los alcaldes gallegos sólo recaudan 568 euros, casi la mitad.
¿Por qué ingresan menos? Porque no ponen al cobro algunos impuestos y, los que lo hacen aplican el tipo impositivo más bajo. Dos ejemplos: el 75% de los municipios gallegos no tiene establecido el impuesto sobre el incremento del valor de los terrenos de naturaleza urbana; y el 7% ni siquiera pone al cobro el impuesto sobre construcciones y obras. En los tributos que sí se pasan al cobro, como los impuestos sobre bienes inmuebles o de circulación, siempre se usan los tipos más bajos del país.
El resultado de la falta de dinero es catastrófico, tanto desde el punto de vista de la democracia y la transparencia, como desde la propia gestión municipal. Sólo hay cinco ayuntamientos gallegos que tienen su urbanismo adaptado a la Ley del Suelo de Galicia (2002); 73 no son capaces de elaborar a tiempo sus presupuestos y no los entregan para ser revisados por el Consello de Contas. Hay 23 alcaldes que ni siquiera redactan un presupuesto municipal. La escasez de fondos propios hace que la mayoría de estos alcaldes no dispongan de los funcionarios adecuados para hacer el más indispensable trabajo administrativo.
Por lo general, son municipios que carecen de arquitecto municipal, de equipo económico-financiero y de equipo jurídico.
Su problema no sólo lo padecen el resto de los contribuyentes de ayuntamientos que sí pagan impuestos, sino que lo sufren ellos mismos. La falta de fondos y personal les impide, por ejemplo, redactar proyectos susceptibles de recibir subvenciones europeas o de inventariar los bienes municipales. Ni tienen dinero ni funcionarios públicos para hacerlo.
"Tenemos un sector local tremendo", se lamenta Álvarez Corbacho, "porque además, en los casos en que han optado por crear mancomunidades, ni siquiera pagan las cuotas para que funcionen los servicios mancomunados".
Siempre hay excepciones. Beade, en Ourense, dispone de un pequeño consistorio y de un alcalde que alardea de franquista. Con sólo seis kilómetros cuadrados de superficie, cuatro comercios y 600 habitantes en todo el pueblo, Beade se ha dotado de una gestión moderna. Su media de ingresos municipales está en el 99% de la española y se sitúa entre los 20 ayuntamientos gallegos con los impuestos más caros.
"Los municipios de menos de 5.000 habitantes carecen de economías de escala y es muy difícil hacerlos económicamente viables", opina el profesor Lago. "¿La solución? Por las simulaciones que hemos realizado para la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp), lo mejor son los consorcios de servicios", indica.
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