El Juli: "He cumplido uno de los sueños de mi vida"
Puerta grande para El Juli. Ganada a ley. Parecía la tarde de ayer particularmente enrabietado ya desde los lances de salida. Su primero era "de durse" y, salvo el aire, que pegaba, se daban todas las condiciones para propiciar su triunfo. Aunque hoy había algo distinto en su hacer. En el primer tanteo sacó algo la barriga, pero poco a poco, a medida que comprobó que el toro se iba acompasando a su sentimiento, las cosas cambiaron: derechazos de mano baja llenos, sometedores y lentos, mando, dominio y una serie de naturales antes de entrar a matar que hubiera firmado el mejor de los mejores, ya roto el de Velilla. Hay que rendirse a la realidad de su toreo que, finalmente le ha posibilitado algo que le faltaba: abrir la puerta grande de Madrid en la mejor actuación que se le conoce en esta plaza: "Por fin. Era uno de los sueños de mi vida y lo he cumplido". Resultó una manifiesta injusticia que no la hubiera abierto ya tras su actuación en este primero. Tras esta primera decepción, parecía casi llorar considerando que en otras ocasiones el juicio del presidente ya le había privado del premio mayor: "Otra vez; otra vez...". "Tengo una sensación agridulce porque he cuajado uno de los toros importantes de mi vida. Ha habido momentos en que me he emocionado toreando". Si se tocaba la nariz, que no fue el caso, tal como estaba la disposición del público con él, habría cortado ya la oreja al segundo. Lo cierto es que hizo lo necesario para abrirla, y acabó, por fin, de cumplir su sueño: "La gente no sabe lo que yo he pasado en Madrid hasta llegar a este momento".
Plenitud
Tampoco estuvo a la zaga Manzanares en cuanto a actitud y voluntad. Parecía un torero de los que necesitan "su toro", y, sin embargo, es tal la plenitud del momento por el que atraviesa que le hizo frente a un burel muy difícil, el primero suyo, para dominarlo jugándose la vida y sacarle algunos pases suaves como el terciopelo: "El toro se ha apagado muy pronto. Tenía buen aire por la izquierda, pero acababa echando la cabeza arriba". El segundo le brindó más posibilidades y no las desaprovechó, rotundo y aplomado en su sentir, aunque el triunfo absoluto se le quedó por el camino. Hay que reconocer, si aplicamos el odioso patrón de las comparaciones, que ayer no fueron mejores los pases de Manzanares que los de El Juli. Una oreja como premio al conjunto de su actuación sí se llevó.
Uceda Leal no ha desentonado, en esta entretenidísima tarde de toros. Hizo una faena breve a su primero, pero muy sentida e intensa. Ha matado, como el resto de sus compañeros de terna, a ley, fulminado a sus dos enemigos con ese estilo tan puro que tiene de ejecutar la suerte. Merecida oreja la que se le concedió en su primero: "A este toro le he toreado con mucha pasión y muy arrebatado. Dios quiera que me suponga media puerta grande y en el otro la abra". Estuvo a punto. Le salió un victoriano difícil que no le ayudó a conseguirlo.
Babelia
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