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Reportaje:

"Estadounidenses sí, rusos no"

Un pueblo rumano espera con entusiasmo la instalación de la primera base militar permanente de EE UU en un país del antiguo bloque soviético

Cristina Galindo

Vestido con una bata azul de fontanero y con una botella de cerveza en la mano, Bulancea Constantin, de 55 años, disfruta de la hora de la comida en una pequeña tienda-bar situada en la calle principal de Mihail Estados Unidos", una modesta y tranquila localidad de 10.000 habitantes situada en la costa rumana del mar Negro. "¿Que los estadounidenses están a punto de llegar? Estoy totalmente de acuerdo, porque se va a beneficiar todo el pueblo y estaremos más seguros frente a los rusos", explica.

Es una visita esperada desde hace meses, en la localidad y en el conjunto de una Rumania profundamente favorable a EE UU. El Parlamento acaba de aprobar el estacionamiento de 3.000 soldados de Washington en cuatro emplazamientos del sur del país balcánico para reforzar la seguridad y estrechar la alianza. El principal destino será la base militar de Mihail Kogalniceanu, que se convertirá en la primera presencia permanente estadounidense en un antiguo país miembro del Pacto de Varsovia. Este proyecto, junto con los planes de Washington de instalar su escudo antimisiles en Polonia y la República Checa, ha creado gran malestar en Rusia, que ve con inquietud cómo Estados Unidos se acerca cada vez más a su frontera.

"Estaremos más seguros frente a los rusos", explica un habitante

Pero las repercusiones internacionales no hacen mella en el ánimo de los habitantes de Mihail Kogalniceanu (situada cerca de Constanza, 260 kilómetros al este de Bucarest), que están encantados con la llegada de los extranjeros.

El precio del suelo se ha disparado, se ha instalado un hotel y los comercios se frotan las manos pensando en las pizzas y hamburguesas que van a servir a los soldados. George Costica, de 28 años, explica, orgulloso, que su familia ha vendido al Ejército norteamericano un terreno de cultivo que no valía nada por mucho dinero. "Ya lo estamos notando y, cuando empiecen a llegar, lo notaremos más", cuenta.

Mihail Kogalniceanu es un municipio pobre que vive de la agricultura y de un pequeño aeropuerto cercano. El pueblo consiste en una gran calle principal con bloques de casas a los lados y algunas viviendas más repartidas por los alrededores. Más allá de la calle central se ven pocas aceras asfaltadas. Camionetas destartaladas y carros tirados por caballos recorren la vía principal, flanqueada por el edificio gris de la iglesia ortodoxa, el Ayuntamiento y la policía. No se ve ni un cine, pero una discoteca promete cierta diversión los sábados.

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Los estadounidenses están a punto de llegar. Tras altos muros de hormigón, unos equipos construyen la base aprovechando la estructura de dos instalaciones rumanas que cerraron en 2004 y 2005. La localidad, a tres horas de vuelo de Irak, ha sido utilizada antes por EE UU como trampolín para enviar material al país árabe. Según diversas organizaciones de defensa de los derechos humanos, por Mihail Kogalniceanu pasaron también vuelos secretos de la CIA. El presidente rumano, Traian Basescu, lo ha negado.

Sentado en su pequeño despacho, con una gran bandera rumana en la pared y una pequeña estadounidense en el escritorio, el alcalde de Mihail Kogalniceanu explica que sólo ve ventajas en la nueva base. "Los estadounidenses empezarán a llegar en otoño y serán entre 1.500 y 1.800", cuenta el mayor Valer-Iosif Muresan, un antiguo piloto de combate del Ejército rumano que voló en MIG-29 hasta que se jubiló en 2003 y se presentó a las elecciones por el Partido Socialdemócrata en 2004. "Se incrementarán los servicios, las tiendas de ropa, se venderán lavadoras, vendrán inversores y se creará empleo", asegura.

El riesgo de que Rumania, que ingresó en la OTAN en el año 2004, se convierta en objetivo del terrorismo internacional no preocupa mucho al país, que tras 2001 se ha ido acercando cada vez más a EE UU con gestos como el envío de unos 800 soldados a Irak. Muchos rumanos ya quisieron que los estadounidenses les salvaran de los soviéticos tras la II Guerra Mundial. Esperaron en vano y Rumania tuvo que vivir hasta el año 1989 en una dictadura comunista.

"Entonces no llegaron, ahora sí". De vuelta al trabajo en el aeropuerto, donde está empleado desde hace más de 30 años, Nurat Peoat, de 52 años, cree que con los norteamericanos estarán más protegidos. "¡Estadounidenses sí, rusos no!", grita mientras se aleja a pie por el arcén de la carretera.

Imagen de la calle principal de Mihail Kogalniceanu el pasado viernes.
Imagen de la calle principal de Mihail Kogalniceanu el pasado viernes.C. G.

Los rumanos confirman al presidente Basescu

Los rumanos han votado no a la destitución de su presidente, Traian Basescu, promovida por el primer ministro y el Parlamento. Y lo han hecho por abrumadora mayoría. Cerca del 74% de los ciudadanos apoyaron la continuidad del dirigente en el referéndum del sábado, según los resultados oficiales publicados ayer, con un 92% de las papeletas escrutadas. La participación fue del 44%, aunque se esperaba que superase el 70%.

La victoria refuerza la posición de Basescu, un ex capitán de barco que fue alcalde de Bucarest, frente a sus rivales, que le acusan de abuso de poder, de minusvalorar al Gobierno y poner a los ciudadanos en contra de las instituciones. Basescu responde que quieren destituirle para frenar sus proyectos anticorrupción. Rumania es el país más corrupto de la UE, según Transparency Internacional.

Pese al apoyo popular, el presidente seguirá sin tener suficiente apoyo en el Parlamento para gobernar. Sólo el 25% de los diputados (Partido Demócrata) le respalda, después de que el Partido Liberal del primer ministro Calin Tariceanu rompiera su alianza con él y se aliara con el Partido Socialdemócrata, el principal de la oposición, para echarle.

Del total de votos, 5,6 millones de rumanos votaron a favor de Basescu y 1,9 millones votaron en contra. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, felicitó a Basescu por su victoria en un comunicado. El presidente, que llevaba un mes suspendido de su cargo, desde el 19 de abril, por decisión del Parlamento, podrá volver de inmediato al Palacio de Cotroceni, sede de la Presidencia.

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Sobre la firma

Cristina Galindo
Es periodista de la sección de Economía. Ha trabajado anteriormente en Internacional y los suplementos Domingo e Ideas.

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