Estafa en nombre de Hacienda
El ex director de la oficina tributaria de Irún se apropió del dinero que cobraba a morosos en lugar de ingresarlo en las arcas públicas
En nombre de Hacienda, el recaudador y su trama de cómplices estafaron durante siete años a las arcas de la Diputación foral de Guipúzcoa más de cinco millones de euros. Como responsable de la Oficina Tributaria de Irún, especializada en contribuyentes morosos, José María Bravo, que el viernes ingresó en prisión eludible con una fianza de 400.000 euros, negociaba con ellos sustanciosas rebajas de sus deudas tributarias apremiándoles a pagar con celeridad o a plazos pactados. A cambio, zanjaba el expediente declarando la insolvencia del contribuyente o prescrito el caso. Incluso les expedía un recibo por la deuda saldada con el sello oficial. Pero el dinero que obtenía, lejos de ser ingresado en las cuentas de la Hacienda foral, pasaba a formar parte de su patrimonio a través de una compleja red de empresas que blanqueaban el dinero comprando propiedades inmobiliarias o creando negocios hoteleros.
El caso se ha cobrado la dimisión de un senador del PNV, hermano del cerebro de la trama
Así resume el funcionamiento de la trama el Fiscal jefe de la Audiencia de San Sebastián, Jaime Goyena, en la minuciosa denuncia que ha presentado ante el juzgado de Instrucción de Irún con el resultado de su investigación. Ocho meses ha tardado en desenmascarar a una red dedicada a estafar a Hacienda en su propio nombre, que operó durante años y con una impunidad que aún asombra a expertos judiciales. Es el primer episodio en el que asoma la corrupción en la Hacienda foral guipuzcoana en sus 25 años de existencia. De ahí que hayan saltado todas las alarmas por lo que representa de relajación del sistema, todo este tiempo en manos del PNV.
La estafa no ha sido algo puntual, sino reiterada entre 1996 hasta el año 2003. En esta fecha, a raíz de una denuncia judicial y del malestar detectado en torno a la oficina de Irún, en la Diputación ya afloraban las sospechas sobre el exceso de poder que los hermanos Bravo en el departamento de Hacienda: uno de sus directores era desde 1991 Victor Bravo, quien mantenía desde 1996 al frente de la oficina de Irún a su hermano José María, mientras su segunda mujer, Arantza Arbelaitz, era la presidenta del Tribunal Económico-Administrativo, encargado de dirimir los conflictos de los contribuyentes con Hacienda antes de recurrir a la vía judicial.
Pese a todo, Victor Bravo dejó de ser director general de Hacienda para ir en la actual legislatura al Senado por el PNV. Logró así inmunidad parlamentaria ante la primera denuncia de cohecho que tuvo en los juzgados de San Sebastián y acabó sobreseída. Ahora, ha sido la primera víctima del escándalo de la oficina de Irún, al verse obligado el pasado día 14 a presentar su dimisión "por responsabilidad política", y por exigencia de la dirección del PNV, aunque los vínculos con los negocios turbios de su hermano son por ahora sólo indiciarios.
Ese mismo día, la juez decretó el encausamiento de cuatro personas como integrantes de la trama defraudatoria. El auto permitió conocer los detalles de la estafa a la Hacienda guipuzcoana, que habría dejado de recaudar cinco millones de euros, así como la importante red de empresas creada por José María Bravo y los otros imputados para blanquear el millón y medio del que llegaron a apropiarse durante esos años.
José María Bravo, dedicado a la recaudación desde 1981, convirtió Irún en su plaza fuerte para enriquecerse. Desde la oficina de Hacienda, o a través de la Correduría Urdanibia, de la que es propietario, Bravo contaba con la complicidad de su mujer, Rosa Cobos; de la funcionaria de Hacienda Pilar Gracenea, y su socio Pedro Atristain. Con éste y otros socios comparte la propiedad de empresas destinadas a la promoción inmobiliaria que le servían para adquirir propiedades con las que blanquear el dinero apropiado. Además, tiene otra línea de empresas relacionadas con la actividad hotelera en el Valle del Jerte. En este paraje de Extremadura, de donde los hermanos Bravo son oriundos, José María y su esposa poseen el hotel de lujo Túnel de Hada, que cuenta con instalaciones de Spa.
Bravo no se ha tomado demasiada molestia en ocultar unas propiedades que no ha sabido justificar con un buen sueldo de funcionario y otras actividades profesionales por su cuenta: además de los hoteles, posee tres fincas rústicas en el municipio de Jerte, dos apartamentos en Marbella, un piso en San Sebastián y vive en un chalet en Urrugne (Francia) valorado en 1, 3 millones. Demasiado seguro de su impunidad, fue dejando numerosas pistas que han facilitado la investigación. Muchos pagos de las deudas fiscales se efectuaron mediante cheques bancarios a su nombre que él ingresaba en sus cuentas corrientes en bancos locales. Seguirles el rastro sólo ha requerido de paciencia y tiempo.
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