El escándalo salpica la campaña
El primer escándalo de corrupción en los 25 años de la Hacienda foral de Guipúzcoa ha estallado en pleno arranque de la campaña electoral. Además, se ha producido dos meses después de que el PNV guipuzcoano que preside Joseba Egibar, sorteara otro traspiés, con la renuncia forzada de su ya proclamado candidato a presidente de la Diputación, Jon Jauregi, tras conocerse que no había declarado a la Hacienda foral una parte de su patrimonio inmobiliario, constituido por seis viviendas.
Preocupado por los efectos electorales del caso, el PNV, con Josu Jon Imaz a la cabeza, ha prometido aclararlo, "caiga quien caiga". Y no ha vacilado en exigir la dimisión del senador Víctor Bravo, hermano del principal encausado. De hecho, el escándalo tiene su origen en una auditoría interna iniciada por la propia Hacienda guipuzcoana, que ha gestionado el PNV a lo largo de su trayectoria. La investigación ha supuesto la revisión, hasta ahora, de 5.954 expedientes, cuyos resultados puso en manos del fiscal de San Sebastián.La Hacienda foral ha reconocido que las deudas que ha dejado de cobrar por el fraude de Irún alcanzan los 5.070.000 euros. Además, no todos los afectados eran morosos, como indica el informe fiscal que ha descrito el modus operandi de José María Bravo para obligarles a pagar.
Quizá el caso más singular sea el de un decorador donostiarra: aunque no tenía deudas tributarias, Bravo le derivó una falseada, de 25.904 euros, cuyo pago le exigió. Al ponerse en contacto con él, a cambio de cancelarle la deuda inexistente le propuso que decorara su hotel, Túnel del Hada, en Jerte. Ahora, Bravo publicita la obra de este profesional extorsionado en la página web del establecimiento: "La mano del decorador J. L. ha dotado a las habitaciones de una subyugante sensación de calma e invitación al descanso, objetivo que ha conseguido".
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