Una huelga general paraliza las grandes ciudades de Pakistán
La destitución del presidente del Supremo desencadena una campaña contra Musharraf
La huelga general convocada por la Alianza para la Restauración de la Democracia paralizó ayer Pakistán. Comercios, oficinas y escuelas permanecieron cerrados en las principales ciudades del país, pero la imagen impresionaba especialmente en Karachi, una ciudad de 15 millones de habitantes aún conmocionada por los 40 muertos del fin de semana. Los partidos de oposición han logrado convertir el cese del presidente del Tribunal Supremo en una campaña contra el Gobierno militar del general Pervez Musharraf.
"La ciudad está totalmente paralizada. Las tiendas están cerradas y el transporte público es mínimo. La gente tiene miedo", declaró el jefe de la policía de Karachi, Azhar Farooqi, citado por Reuters. Farooqi dijo que no se habían producido incidentes violentos, aunque reconoció que había mucha tensión en el aire.
Para evitar que volvieran a repetirse los enfrentamientos del fin de semana, las autoridades prohibieron las manifestaciones y declararon una jornada de luto oficial en toda la provincia de Sindh, donde vive una cuarta parte de los 165 millones de habitantes de Pakistán. El domingo, el Gobierno federal autorizó a los rangers, una especie de guardia civil, a disparar contra los alborotadores.
El comandante al frente de esa fuerza paramilitar declaró que la prioridad para sus 13.000 hombres (hay también 5.000 policías) era evitar la violencia sectaria. Y es que además de fomentar la oposición contra Musharraf, los incidentes de Karachi han despertado el fantasma de las luchas intercomunitarias que ensangrentaron la ciudad durante los años ochenta y noventa.
Algunos observadores detectaron ese riesgo el domingo cuando se percataron de que pastunes y mohajir estaban en lados opuestos de las barricadas. Los mohajir, que hablan urdu, son los emigrantes llegados a Pakistán tras su separación de India en 1947 y constituyen el grueso de los seguidores del Movimiento Mutahida Qaumi (MMQ), que participa en el Gobierno de Sind, respalda a Musharraf y está acusado por la oposición de desatar la violencia. Las mismas fuentes aseguran que la mayoría de los muertos son pastunes.
Lahore, Peshawar, Quetta e Islamabad también observaron la huelga de forma generalizada. En Lahore, el corazón político del país, cerca de 8.000 personas, entre abogados, opositores y activistas de los derechos humanos, se manifestaron bajo el lema Vete, Musharraf, vete. En la capital federal, Islamabad, los diputados de la oposición abandonaron el Parlamento coreando "el general es un asesino", "el MMQ es un asesino".
Es la primera vez desde el golpe de Estado de 1999 que un paro nacional tiene un seguimiento tan amplio. El depuesto presidente del Supremo, Iftikhar Chaudhry, se ha convertido en poco tiempo en símbolo de la resistencia nacional contra Musharraf, que este año espera revalidar su mandato a pesar de que no ha cumplido su promesa de abandonar el uniforme y sigue manteniéndose al frente del Ejército.
Mientras, la audiencia del Supremo para ver la apelación de Chaudhry contra su cese tuvo que aplazarse porque uno de los jueces se inhibió. Según la agencia Efe, alegó una disputa personal con Chaudhry, argumento que ya han utilizado otros magistrados para evitar participar en el caso. Además, un funcionario de ese tribunal murió de un disparo.
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