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Reportaje:

En memoria del anarquismo coruñés

Conciertos y publicaciones recuerdan la sangrienta represión en Monte Alto

Eran temidos porque eran numerosos, jóvenes, idealistas y organizados en una Galicia sometida desde hacía casi un año bajo la bota de la represión franquista. El desmantelamiento en julio de 1937 de la red de anarquistas de A Coruña, concentrado en la clandestinidad en el barrio obrero de Atochas-Monte Alto, fue uno de los más sangrientos y también desconocidos episodios de la dictadura, que dejó en el olvido a decenas de asesinados y detenidos.

Un periódico de número único titulado O resplandor das Atochas, un ciclo de conferencias, un concierto de rock gallego y una ruta, en junio, por las viviendas asaltadas hace 70 años por la Guardia Civil y el Ejército conforman la agenda de actos con los que la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica (CRMH) de A Coruña trata de recordar y conmemorar a las víctimas de aquellos 10 largos y dramáticos días de represión y ejecuciones.

La red clandestina, centrada en el barrio obrero, se desmanteló en julio de 1937

Dos de las bandas de rock gallego más veteranas, Zënzar, de Cerceda, y Ruxe Ruxe, de Aríns (Santiago), protagonizaron la noche del viernes un sonoro concierto por la memoria de la caída de As Atochas, en la sala Inox, en el corazón de Monte Alto. Fueron más de dos horas de actuación en las que los dos grupos, con las letras reivindicativas de sus canciones que hablan de los problemas actuales de los jóvenes, llamaron a hacer memoria sobre los ideales de la República y de aquellos anarquistas asesinados por defender la libertad y la democracia. "La memoria histórica está aún por recuperar, y la música es quizás una de las mejores maneras de intentar revolver conciencias y cambiar las cosas", resumió una de las organizadoras del concierto, que contó con la colaboración de la Diputación coruñesa.

La caída de Atochas fue el golpe de gracia a los intentos de reorganización de los grupos anarcosindicalistas, los de mayor implantación en A Coruña hasta el golpe de Estado de 1936. En una ciudad con por aquel entonces 90.000 habitantes, el sindicato CNT sumaba 15.000 afiliados.

El sangriento desmantelamiento de la red de anarquistas , en julio de 1937, comenzó con el asalto, por la Guardia Civil, de dos viviendas de la zona de Atochas-Monte Alto. La operación se saldó con nueve muertos y 21 arrestados. Detenciones posteriores en una redada que se prolongó diez días elevaron la cifra de asesinados a 19, entre paseados y ejecutados después de juicios sumarísimos, mientras otras 14 personas fueron encarceladas, según los historiadores Eliseo Fernández y Dionisio Pereira.

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El inicio de la operación está recogido en un informe del Ayuntamiento, porque quien desencadenó los hechos fue un guardia municipal que, la noche del 9 de julio de 1937, después de detener a un ex concejal de Izquierda Republicana, recibió el chivatazo de una reunión clandestina en el número 55 de la calle de Atocha Alta. Allí, la Guardia Civil detuvo a un primer grupo de anarquistas. Esa misma noche, un destacamento de guardias civiles reforzado con soldados y milicias de Falange irrumpieron en otra casa del mismo barrio, en la calle Carmen. "Dentro, al dar el alto, contestaron '¡Viva el comunismo!' e hicieron fuego con pistola contra la fuerza", narraba el informe firmado por el alcalde de aquella época, Hernán Martín de Barbadillo.

La red desarticulada estaba formada por militantes de la Federación Anarquista Ibérica (FAI), que trataba de reunificarse desde el alzamiento de 1936 y desarrollar, en colaboración con grupos republicanos, una resistencia armada. El sindicato de pescadores de la CNT Despertar Marítimo organizaba fugas por mar, mientras grupos denominados Nervio, Brazo y Cerebro intentaron promover, sin éxito, rebeliones en cuarteles militares.

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