El día de Salamanca

En el segundo día de feria se visita el pabellón de Salamanca, que ofrece tres muestras bien diferenciadas de lo que da la tierra charra en cuestión de toreros. Si alguien se ha ganado a pulso el puesto que ocupa en el escalafón, ése es Domingo López Chaves. Empezó desde abajo, en una trayectoria a lo Ortega Cano, toreando lo que nadie quería y pegándose arrimones sin cuento; pero, además de ser valiente, López Chaves torea con temple y hondura. Lástima que sea un pinchauvas y que pierda con el estoque lo ganado previamente.

Eduardo Gallo concitó grandes esperanzas de novillero, que no ha refrendado en el escalafón superior. Buena parte de la culpa puede imputarse a la grave cornada que sufrió en Badajoz hace dos años. Sus dos actuaciones isidriles son cruciales para acabar de definir el rumbo de su carrera, que no tomará buen cariz si no logra sacar algo en limpio de ellas.

El Capea viene tres tardes a la feria. El propio Chopera declaró sentir un afecto muy particular por su padre, lo que le lleva a depararle este trato predilecto. Sus tres bazas deben de ser más que suficientes para acabar de fijar un juicio sobre sus posibilidades, pero hasta ahora no viene avalado por otras credenciales que no sean las del apellido y apodo que lleva.

Lo único que no viene de tierras charras esta tarde son los toros; la ganadería de Lagunajanda intentará tomar antigüedad; para ello necesita que no sea devuelto ningún astado al corral. Otra vez Juampedro en estado puro, por vía de su hijo Salvador, titular de la de El Torero, a partir de la cual se forma la que hoy se lidia, gestionada a su vez por la hija de éste, María.

Toros de Lagunajanda para López Chaves, Eduardo Gallo y El Capea. Digital + retransmite el festejo a las 19.00.